LUNES CULTURAL
Carlos MONCADA OCHOA
Martes 01 de Junio de 2021

Namakasia

El presidente de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas vino a la asamblea regional que nuestros cronistas celebraron en Empalme y Guaymas, y entregó un diploma a la profesora Blanca Rosa López Martínez, escritora y cronista de Tónichi. Su trabajo literario y su entrega a la preservación de las tradiciones y valores de su pueblo le hicieron ganar esta distinción que no sólo es para ella, sino para la Asociación de Cronistas Sonorenses en conjunto. Felicitaciones para la autora de “Murmullos de ayer”, 2008, “Veredas del ensueño y otras jácaras habituales”, 2012, entre otros libros.

SE VOLCARON EL SÁBADO los paseantes de la Plaza Zaragoza al espacio que ahí tiene El Estanquillo de las Letras, para escuchar al cantautor Ramón Hinostroza, que guitarra en mano entonaba con voz afinada y grata sus propias canciones. “Águila real”, “El loco del pueblo”, “Bailongo norteño”, “Vamos a Huatabampo” (la tierra del músico), “Rosas de roca herida” (inspirada en un poema de José Terán), “Zitarrosa” (que Ramón escribió de un tirón, al enterarse de la muerte del gran cantante, a quien tuvimos el privilegio de oír en sus visitas a Sonora). Hay grabaciones de estas y otras canciones que pueden comprarse en “El Estanquillo” de viernes a domingo.

RAMÓN HINOSTROZA es un personaje fuera de serie. Lo mismo se interesa por la filosofía que por el canto popular. Esta afición le prendió en las reuniones de jóvenes que protestaban contra todo porque exigían que la sociedad enderezara el camino. El sábado realizó otra lucha, contra las travesuras del equipo de sonido, y las venció con exceso pues dio cima a su actuación con un sello indigenista: mientras batía rítmicamente los sonajos yaquis (¿o del Mayo?) demostró que los años le hacen los mandados con estupendos pasos de danza. Los escritores anuncian que todos los sábados habrá música en El Estanquillo.

REINA EL LUTO POR la muerte de Virgilio López Soto, que dejó su huella de profesional de la ingeniería (graduado en la UNAM) en muchos caminos de Sonora. Obtuvo antes el título de profesor normalista cuando la escuela del ramo se hallaba en la Universidad de Sonora. Entre sus condiscípulos recuerdo a la reina universitaria Delfina Maldonado, a Gilda Schmidt, que fue diputada local, a Gilberto Gutiérrez Quiroz, luego licenciado en Derecho. Virgilio presidió algunos organismos importantes, el que más lo dio a conocer, la Sociedad Sonorense de Historia, de la que fue presidente dos periodos (cuatro años). Le dio un ambiente de armonía y de interés por la historia que es difícil entender ahora que la SSH se encuentra atorada en hondo bache económico y en la indiferencia interna y externa.

VIRGILIO POSEYÓ EL SECRETO de hacer buenos amigos, que consistió en ser él buen amigo. Simpático, bromista, serio cuando había que serlo, dictaba cátedra de geografía sonorense sin proponérselo y mantenía unida a la SSH con desayunos a los socios de cuando en cuando, en los que se desahogaban malos entendidos y se eliminaban diferencias. Lo recordaré como un hombre que se va luego de haber cumplido su misión.

Y A PROPÓSITO DE RECUERDOS, no lo contaré ahora, pero tengo uno que se relaciona con “Novia de rancho”, de Cutberto López, que se repondrá, anuncian, el 14 de este mes. Será el marco para presentar la Antología de Monólogos de este prolífico autor. La cita, en la parte de atrás de la Biblioteca y Museo, por la Pino Suárez. Les volveré a avisar con oportunidad.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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