Si a la pregunta que este domingo se hará a los mexicanos en la Consulta Popular, la gran mayoría contesta SI, se desatarán las investigaciones que podrán traducirse en cien respuestas. Un Sí y a cambio cien respuestas. No está mal.
Señalemos algunas de las muchas preguntas que los presidentes corruptos no nos han contestado:
¿Tuvieron los Salinas responsabilidad en el asesinato de Francisco Ruiz Massieux?
¿Quién y por qué vendió el Ferrocarril del Pacífico golpeando brutalmente la economía de Empalme, Carlos Salinas o Ernesto Zedillo?
¿En qué medida benefició a Zedillo y su banda el llamado “error de diciembre” en 1994?
¿Quiénes urdieron el FOBAPROA que extendió la penuria y la pobreza extrema?
¿Por qué asesinaron a los estudiantes de Ayotzinapan y dónde se encuentran los restos?
¿En qué momento se dio cuenta Vicente Fox de que Fidel Castro se mofaba de él con la famosa charla telefónica de “comes y te vas”? ¿O es posible que a estas alturas no esté consciente todavía de que el presidente cubano le dio trato de idiota?
¿Cuánto le tocó a Felipe Calderón de los negocios que su secretario de Seguridad hacía con los narcos?
¿Cuánto le pagó Peña Nieto a “la gaviota” para que interpretara el papel de “primera dama”? ¿Hacerla de “dama” fue para ella la máxima dificultad como actriz?
No haga caso el Lector de las tonterías con que critican la Consulta. Que nos pidan la opinión a los ciudadanos es cosa que no se ha hecho antes de manera directa. Que nos tomen en cuenta no es poca cosa. Hay que votar.
RECADO A TLÁLOC
Respetado Dios Tláloc: que los meteorólogos, profesionales y aficionados, hagan mofa de ti difundiendo, en tu nombre, pronósticos que no se cumplen, no es motivo para que la tomes contra mí. No tengo la menor culpa.
El sábado anterior me pusiste en ridículo con mis amigos y los usuarios de las Redes pues invité a la presentación de mi libro “¡Se nos acabó la fiesta, compadre!” en el que choteo a ciertos personajes que participaron en las recientes elecciones. Cayó un chaparrón grande y se canceló el evento (“un chaparrón grande” no es contradictorio; no me refiero aquí a un tipo chaparro sino a una copiosa lluvia).
Haré otro intento este sábado a las 7 de la tarde. Debes recordar que es en El Estanquillo de las Letras, la pequeña librería que se abre los fines de semana a pocos metros del kiosco de la Plaza Zaragoza. Te suplico que no me hagas quedar mal otra vez con tu lluvia inoportuna. Gracias anticipadas.
carlosomoncada@gmail.com