¿Desempleo por el cambio?
Carlos MONCADA OCHOA
Viernes 20 de Agosto de 2021

Una parte de la burocracia instalada en sus puestos tendrá que desocuparlos. Es evidente que los burócratas con plaza tienen derecho a continuar en donde están. Los jefes de departamento y quienes siguen hacia arriba, así como los asesores por honorarios son quienes deben preocuparse, es decir, los que ya deben estar preocupados.

Cuando el PRI era el mero mero no había motivo de alarma, pues el que no cabía en la estructura del gobierno estatal podía ser enviado a un Ayuntamiento o a una delegación federal. Ahora las oportunidades para los priistas están muy limitadas pues no las hay en ni entre los empleados del agónico tricolor. Quienes todavía se encuentran ahí, harán bien en buscar de una vez otra colocación.

Es curioso que les va menos mal a los panistas aunque su partido sólo estuvo en la cima seis años. Pero varios de ellos fueron precavidos, y el que no fundó una cadena de farmacias, agandalló una notaría, traficó con recién nacidos o instaló tienditas parecidas a los OXO. Hubo iniciativa, pues, y suerte pues no los metieron a la cárcel.

Como la pongan, la chamba primera para los funcionarios y los dirigentes de MORENA será dura pues tendrán que atender a quienes aguardan una compensación a sus servicios en campaña. No hay que asustarse. Es lo que ha sucedido siempre cualquiera que haya sido el partido gobernante. Y de una u otra manera, las calabazas se acomodan.

 

PARA VALORAR EL TREN MAYA

El equipo de comunicación social del presidente AMLO debería buscar y dar a conocer películas de lo que hasta hoy han sido las comunicaciones en el sureste, para que la gente adquiera idea clara de lo que significará el tren maya.

En dos ocasiones del pasado siglo recorrí en automóvil Veracruz, Campeche, Tabasco, Yucatán y Chiapas cuando investigaba las caídas de gobernadores primero, y luego, cuando averiguaba los asesinatos de periodistas. En el primero de esos recorridos, cuando terminé el trabajo en Mérida, decidí, con un mapa a la vista, que no era necesario bajar hacia el sur para tomar una carretera que me llevara a Chiapas, pues el mapa me ofrecía una ruta dibujada a partir de Palenque. Y por ahí me aventuré.

De repente, se acabó el pavimento y la supuesta carretera se volvió el cauce de un arroyo seco que me obligaba a ir botando (el automóvil) sobre piedras.

Lo peor es que cuando atravesé un caserío y llamé a unos muchachos para pedirles información sobre dónde me encontraba, ¡no hablaban el castellano! Y yo, obviamente, no hablaba ni hablo una de la docena de lenguas y dialectos de aquellas tribus. Salí del atolladero porque era joven y las dificultades me valían gorro. Sueño ahora en conservar la salud para recorrer aquellos parajes acodado en una ventanilla del tren maya, como turista en su propia patria. A quien me acompañe le contaré… ¡a ver si me cree!

Carlosomoncada@gmail.com

 
 

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