De la ideología del género y otros vicios.
Pero qué necesidad, para que tanto problema. Juan Gabriel.
El lenguaje desde su origen, es parte de la riqueza cultural de todos los pueblos, incluso desde antes que las reglas gramaticales existieran. Estás nos ayudan a comunicarnos, a expresarnos y darnos a entender con “propiedad”. Los filólogos y los expertos en gramática, se han dado a la tarea de reglamentarlo. Aunque, en lo personal, seguimos cometiendo errores tanto al expresarnos verbalmente, como en la escritura.
El lenguaje coloquial es el más habitual para comunicarnos, es espontáneamente natural. Los barbarismos del lenguaje, es otra de las formas de expresarnos. Entendiendo por barbarismos, los vicios verbales o escritos de algunas palabras que suenan impropios; por el desconocimiento del lenguaje formal. Algunos ejemplos: “naides, vinistes, te fuistes, haiga, guevo, guey, desdendenantes, fúrico, enten, me cay, apoquinar, vieras visto, erupto, etc”. Vicios en la dicción “involuntariamente” forman parte de nuestro florido lenguaje. “Ni pex”.
En los últimos años, desde la era digital, se han agregado como parte de conversaciones, las abreviaturas utilizadas para expresarse: TKM (te quiero mucho), KKs (heces), XF (por favor), ATM (a gusto, tranquilo, medido; o que se sienta o se la pase muy bien), que en ocasiones pueden ser ofensivos, o con un tinte alburero (“que poco sabemos de esto último”), XQ (por qué), DTB (Dios te bendiga) y otras non sanctas (HTPM).
A todo lo anterior, como un tsunami se agrega el lenguaje inclusivo, cuya aparente finalidad es detener la discriminación ante la expresión de lenguajes inapropiados; ejemplos: Indígenas, se considera no inclusivo y se cambia por expresión inclusiva: Pueblos y comunidades indígenas o habitantes de pueblos originarios. A los viejitos, abuelitos, ancianos, rucos; ahora nos nombran Personas adultas mayores (aunque a los abuelitos, de verdad, no nos molesta para nada, que con tan singular cariño nos llamen: “agüelitos”).
Las minorías sexuales (homosexuales, afeminados, desviados, jotos, mayates, etc.- así viene en una guía del lenguaje inclusivo) se cambia por: las diversidades sexuales, expresiones e identidades genéricas, que se designan como población LGBTTI (quizás a esta abreviaturas se le agreguen más de 100 “de los diversos –de- géneros” que pretenden imponer los “ideólogos de la diversidad sexual”, que salen de sus “quiméricas mentes”).
Entre otras recomendaciones más, que los gobiernos actuales de la Ciudad de México han incluido en una elaborada GUÍA PARA EL USO DEL LENGUAJE INCLUSIVO DESDE UN ENFOQUE DE DERECHOS HUMANOS Y PERSPECTIVA DE GÉNERO. En general el contenido es, en cierto sentido, correcto, pero las interpretaciones inadecuadas por los grupos de la diversidad sexual, tienden a complicar más la expresión correcta del lenguaje, que de por sí, con todo lo anterior se hace más difícil y en algunos aspectos, imponérselos a las nuevas generaciones, desde la niñez (para no caer “en discriminación de cosas o géneros” y sea motivo de una demanda por tan insistentes ideólogos).
En esa misma Guía donde dan las alternativas para el uso del leguaje inclusivo y recomendaciones, como las mencionadas anteriormente, que corresponden las diversidades humanas, persona, grupos y comunidades en situación de discriminación; usos no sexistas del lenguaje, el uso de genéricos, el uso de pronombres, el uso de diagonales y paréntesis (enfermero/a, secretario (a), etc.); el uso de la palabra persona (en lugar de asistente, personas asistentes, para evita el uso de masculino); uso de títulos académicos y profesiones (en lugar de la juez, la jueza, en lugar de arquitectos, usar personal de arquitectura); usos neutros (por candidatos, candidaturas, director-dirección, jefes- jefaturas); uso de la arroba -@- y la X (profesor@s- profesores y profesoras, NiñXs -(niñas y niños, niñez, infancia); el no uso de diminutivos (mujercitas, damitas- usar, las mujeres. Jotitos o mariconcitos -así viene en la guía- usar todo lo que engloba los términos población LGBTTTI); otros usos (para el bienestar del hombre – nuestro bienestar) y al final viene un Glosario –definiciones de- diversidades humanas, personas, grupos y comunidades en situación de discriminación.
Un auténtico manual de adoctrinamiento de ideología de género disfrazado; aunque ciertamente, con algunos aspectos que si son expresiones discriminatorias; hay que reconocerlo.
Pero se han mal interpretado por algunos seguidores de ideologías de género, que insisten seguir utilizando, por ejemplos NiñXs, Maestr@s, profesor@s, amigues, personx, todxs, todes. Defendiendo esta forma de expresarse, hasta la estulticia; como lo manifestó hace unos días una jovencita (o ¿jovencite o jovencitX?, en un plantel educativo, creo, cuando alguien se dirigió a ella como: compañera. Esta “senoritx”, respondió con histéricos gritos con llanto: “No soy compañera, soy compañere, soy compañere…” ¿Pero qué necesidad de esto?
¿Qué manera de complicar la existencia y la comunicación lingüística de nuestras actuales y futuras generaciones?
Qué mundo tan extravagante y bizarro (raro) intentan dejar a la humanidad, una minoría radicalizada. Qué manera de complicar la existencia a nuestra niñez, coartarles una feliz infancia, con la idea de que pueden cambiar hasta su sexo biológico-fisiológico, por algún otro (de) género, hasta uno imaginado en su psique, que esa minoría de ideas quiméricas, quieren imponer, desde casi el inicio de la vida de nuestros inocentes infantes.
Mis respetos para el auténtico feminismo, que pondera a las mujeres y busca la equidad de oportunidades, luchar contra la violencia de género, desde la concepción hasta el final de la existencia; erradicar la misoginia y la misandria, por igual, que sólo genera una guerra irracional del sexismo social.
Se respeta la decisiones de las persona adultas (para no caer en término masculino: de adultos), si quieren hacer de sus vidas un papalote. Pero por favor dejemos en paz a la niñez, y no coartar su existencia, complicando esa feliz época.
raulhcampag@hotmail.com
@RaulHectorCampa