En cierta lejana época del Siglo pasado solían escuchar en mi casa, a través de la XEW, los escalofriantes casos que contaba el Monje Loco, generalmente de fantasmas, comenzados así: “Nadie sabe, nadie supo, el extraño caso de la negativa presidenta municipal de Hermosillo que se convirtió en Secretaria de Turismo”. Me salió como ejemplo, ¡pero vaya que es un caso extraño!

Voy a mencionar a quienes recuerdo que fueron directores de Turismo para que los lectores tengan manera de comparar con ellos a Célida López y sus deficiencias. Héctor Sánchez, caballeroso y simpático, servicial, educado, atendió el cargo con el gobernador Luis Encinas; con el gobernador Faustino Félix jefaturó Turismo Jaime Carballo, buen amigo, aunque el director de la Lotería Nacional Carlos Argüelles se lo llevó a México como secretario particular.

En el corto periodo de Carlos Armando Biébrich, el jefe de Turismo fue el ingeniero Virgilio Ríos Aguilera, ¿qué pero le ponen?, y en los cuatro años de Alejandro Carrillo Marcor el director de Turismo fue el doctor Sergio Bibriesca, de Agua Prieta, que además era director del periódico “El Sol”. Hugo Delgado, elegante, de finas maneras, casado con una bella hija del doctor Sotelo, ocupó el cargo con el gobernador Samuel Ocaña.

En el gobierno de Rodolfo Félix Valdés fue director Álvaro Obregón Luken, con magníficas relaciones con empresarios de casa y del otro lado; y el gobernador Manlio Fabio Beltrones tuvo tres jefes de Turismo (no al mismo tiempo, por supuesto): Juan Alberto Gutiérrez, el arquitecto Nacho Cabrera y el licenciado Gilberto Gutiérrez Sánchez. Con el gobernador López Nogales el nombramiento fue para Fernando Gándara Magaña. ¿Usted piensa que Célida López puede superar a uno de estos caballeros?

En su currículo dice que es licenciada en Derecho, aunque no es como para que uno diga: ¡Qué bruto, cómo sabe Derecho! ¿Hablará inglés cuando menos al nivel de Peña Nieto? ¿Podrá hacer comentarios sobre la historia de Sonora y el arte de los sonorenses? ¿Reprimirá en reuniones sociales y de trabajo su lenguaje de carretonero?

Al Monje Loco lo que le parece extraño es que no parece haber un motivo para justificar por qué le dan un alto puesto. Dedicó cierto tiempo, a fines de 2019 para propalar que fue la primera en decir que el candidato a gobernador debería ser Alfonso Durazo. No creo que por eso haya dejado Durazo que se perdiera Hermosillo, perdón, que por eso la haya nombrado.

¿Se debió a que le cayó bien su estilo desparpajado al presidente AMLO, y tanto, que le mandó 500 millones de pesos para pavimentación?

Pero ahí está lo misterioso pues como dejó un asco de calles, quedó la impresión de que malversó ese dinero. Conste que no digo que se los clavó, no, no, los malversó porque no supo administrarlos, porque dejó que usarán material corriente o que otros metieran la uña, qué se yo. El caso es que fracasó.

Sugiero, sin embargo, que quienes se quejan, incluido este columnista, dejemos en paz a Célida. No nos la vayan a poner como Secretaria de Educación.

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