Desde hace tres semanas María de Jesús Quezada está internada en el Hospital del IMSS en Cd. Obregón.
Durante este tiempo ha permanecido allí esperando una intervención quirúrgica que no le realizan por falta del material necesario para corregir su problema de salud.
Ella tiene una fractura en el brazo derecho y el médico le dijo que deben implantarle una placa de titanio para recuperar hasta donde sea posible el uso de esta extemidad.
Sin embargo ya ha cumplido 25 días internada, en espera de la operación que no se lleva a cabo porque no hay el material médico requerido.
Ella y su familia son personas humildes con residencia en Vícam, de donde tienen que movilizarse su hijo y otros personas allegadas para atender las necesidades que tiene como persona, más allá de la comida y otros apoyos que recibe como derechohabiente internada.
Pero después de 25 días de espera la incertidumbre, el estrés, el temor a un contagio y los problemas económicos hacen mella en su salud y en la estabilidad de sus familiares que apenas tienen para trasladarse a la ciudad, y no siempre.
Nathanael Leyva Quezada, su hijo, va y viene entre consultorios entrevistando a médicos y personal del hospital en busca de una promesa creíble que le asegure que su madre será operada pronto y podrá llevarla a su casa.
El personal del IMSS les dan buen trato, sin embargo la solución ya no depende de los médicos sino del abastecimiento de la institución que por ahora no tiene la placa de titanio que resolvería por fin este problema.
Así los días siguen pasando, María de Jesús estresada por el internamiento, mientras Nathanael y la familia batallan cada vez más para solventar los gastos que genera esta situación.