Bien hecho, Paulina, pero te falta
Carlos MONCADA OCHOA
Miércoles 12 de Enero de 2022

Impecable y plausible la medida dictada por la directora general de Telemax, Paulina Ocaña, para eliminar dos programas de contenido religioso que habían echado raíces en ese medio. Lo acordó así porque la Constitución General prescribe que el Estado Mexicano es laico, dijo a la prensa. Pero la disposición es incompleta porque seguirán dando misa a través del canal.

El “pequeño Larousse” (le dicen pequeño pero está pesadísimo con sus dos mil páginas de texto más láminas a color) define así el adjetivo laico: “independiente de los organismos religiosos; que no es eclesiástico ni religioso”. Está claro que la misa en un canal de televisión es violatoria de la Constitución, y en el caso de Telemax se añade el agravante de que es canal del gobierno...

Yo no soy creyente y me es indiferente que las personas practiquen tal o cual religión, y me explico que los funcionarios obligados a respetar y hacer respetar la Constitución fingen demencia y han dejado durante años y años que la iglesia difunda sus ritos por el canal citado, porque no quieren ponerse mal con los muchos practicantes de una religión que según aseguran ellos mismos, es mayoritaria. O tal vez tienen una mujer católica y de pocas pulgas y a quien temen es a ella.

En fin, señora o señorita directora, a usted le falta completar la tarea. La misa debe desaparecer también de la programación. Hay templos adecuados para practicarla sin burlarse de la Ley.

 

CON UNO O UNA DE MEDIANA CULTURA

La periodista que lee noticias en Telemax en el horario matutino, dijo ayer que habría en Álamos “canto bel”. En italiano, igual que en inglés, el adjetivo, “bel” en este caso, debe ir antes que el sustantivo; se ha de decir “bel canto”.

Por su lado, Mario Munguía mencionó en su columna, también ayer, “el bel canto, o sea el canto operístico”. Pero aunque el bel canto es operístico, no todo canto operístico es bel canto. Éste es una técnica de la interpretación que no se halla al alcance de todos los intérpretes de la ópera. Surgió en el Siglo XVIII cuando la ópera llevaba al menos un siglo de haber quedado establecida como institución musical.

Mario cuenta que solía asistir a los festivales de Álamos; tal vez lo hizo cuando el licenciado Ruibal Corella era el director del Instituto Sonorense de Cultura pues solía llamar bel canto con desenfado a todo lo que se cantaba como ópera.

Deberían preocuparse los empresarios de los medios de comunicación de contar en su personal cuando menos uno (o una) con mediana educación musical para que estuviera atento a corregir los errores. O bien comprar un ejemplar del Diccionario Harvard de Música para que los redactores lo consulten. No será la fórmula mágica que les evite fallar, pero sí una ayuda eficaz.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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