“España trabajará siempre por mantener las mejores relaciones con México y reforzar los lazos con este pueblo hermano. El gobierno desea unas relaciones basadas en el respeto mutuo, como quieren los españoles y los mexicanos, sin este tipo de manifestaciones”. Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
El antiguo Palacio Virreinal, donde reside actualmente el Presidente de México, “se está modernizando digitalmente y para utilizar tecnologías avanzadas, en las relaciones internacionales”. Pero antes de entrar al tema de esta modernidad palaciega, veamos la suposición, del por qué el mandatario “desairó” vivir en un Palacete, como Los Pinos, pero tampoco quiso residir en el Castillo de Chapultepec, donde habitaron los ex Presidentes anteriores a Lázaro Cárdenas del Río; que a partir de su sexenio todos los presidentes, hasta Peña Nieto, ocuparon “el Palacete” de Los Pinos. Veamos qué es un Castillo, un Palacio y un Palacete, según “el maestro mr. Google asesorado por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), que tanto ha aportado a “la fuerza de -las buenas- palabras”.
Castillo, es un lugar fuerte cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones. Tienen una estructura para su defensa y son propios de la Edad Media (RAE). Así como tales se dice que hay constancia de estas fortificaciones a partir del siglo IX, pero algunos fueron destruidos por las guerras entre los pueblos antiguos y modernos. En Europa todavía existen estos majestuosos Castillos.
Palacio, es el nombre que recibe la residencia del jefe de estado o una figura de alto cargo. Surgen en la Edad Antigua y se tiene constancia de sus construcciones a lo largo de todas las civilizaciones. Estos, al igual que los Castillos, están abierto al público, sin tener que ser amigo del “magnate de turno” y observar lo que en ellos se alberga; muchos se han convertido en museos de historia y de la cultura. Otros se siguen utilizando como residencias de jefes de Estado y dirigentes de la clase política en el mundo.
Palacete, es otra forma de llamar a una mansión, a veces son casa de recreo, construidas y decoradas, como si se tratara de un “palacio”, sin serlo. Se empezaron a llamar Casas de Gobierno, que por lo general en los Estados o pequeños ciudades se les nombra palacios de gobiernos, sin llegar a la majestuosidad de aquellos, aunque algunos se han modernizados con amplias y bellas construcciones “ad hoc” para residencias y asuntos de Estados (La Casa Blanca de EE. UU.).
En México la casa de Los Pinos, ocupa un amplio terreno, convertida en este sexenio que inició el 2018, en museo y casa de cultura y recrear a los visitantes para que testifiquen la “suntuosidad con que vivían sus habitantes sexenales neo-liberales-conservadores”. Nuestro Presidente no quiso irse habitar “a Los Pinoles” y prefirió irse a un Palacio, tal vez para no “contaminarse de lujos extremos, enajenantes y de la vanidosa vida de la derecha, machuchona”. Quiso regresar en donde habitó su admirado Presidente Juárez, que gobernó 13 años y que “si no hubiera muerto, todavía gobernaría”. ¡El servidor público debe vivir en la honrosa medianía! … menos yo (pensaría Don Benito Juárez y todos).
Por supuesto que se tuvo que adecuar “un poco” el antiguo y hermoso Palacio, de acuerdo a la época actual “adaptándolo a la modernidad” con un séquito de “servidores de la nación” de primera línea, como servidumbre esencial a la investidura de la familia presidencial, y para el cuidado o mantenimiento de éste “modesto Palacio”. Adecuar un amplio salón colonial, para informar desde allí la agenda de su gobierno de una total transformación de la nación, muy diferentes a los regímenes neo-liberales y conservadores. Desde allí arremete matutinamente, contra sus adversarios reales e imaginarios, dictando las directrices (línea) a veces sin consultar a su gabinete o tal vez tenga, como en los Palacios del siglo XVI, algún Tartufo palaciego que le hable al oído. (Tartufo: hombre hipócrita, falso y adulador de su Rey. Tartuffe: Obra de Moliére)
Entre esas adecuaciones acordes con la modernidad quizás “tenga un sistema digital, que se enciende y apaga o pone pausa (a modo), de acuerdo a como se dan las relaciones con los gobiernos de los distintos países del mundo”. Tal como ha sucedido en diferentes ocasiones: pedir que Austria devuelva a México el Penacho de Moctezuma que se encuentra en el museo de Viena; aunque se duda que sea el original. No se puede hablar de robo ya que fue un regalo de Moctezuma a Hernán Cortés (Iván Escamilla, Historiador de la UNAM). Solicitar a España que nos pida perdón por la Conquista de México, por sus atracos de hace 200 años “y actuales”; y, en ésta semana se propuso apretar el botón de pausa en el control digital, para detener (pausar) las relaciones diplomáticas (y lo que conlleva) con el gobierno Español.
La ensoñación de habitar en el Palacio Virreinal, tal vez el Presidente despierta cada mañana en la época de la inquisición o en 1821 cuando se decretó la Independencia. México desde entonces, ha mantenido relaciones diplomáticas (al principio de facto y después con diplomacia oficial) con España. Sin olvidar, que en 1938 México le concedió asilo a un grupo numeroso de españoles que lucharon por la república democrática, durante la Guerra Civil Española (1936-39), cuando Francisco Franco derrotó al régimen republicano instaurando una dictadura que duró hasta 1975 (20 de noviembre, cuando falleció Franco). Guerra que por cierto algunos mexicanos se involucraron en esa lucha, como David Alfaro Siqueiros; y antes el español Francisco Javier Mina, ayudando a los mexicanos en la independencia de México). Muchos de estos exiliados (Generación del 38), aportaron bastante a México, en cuando a la cultura en general (educación, en las artes, la literatura, las ciencias, etc. Algunos fueron o son miembros del Colegio acional), infinidad de estos españoles y su descendencia siempre le han agradecido a México, perdonando agravios mutuos del pasado. Pasado que el Presidente quiere revivir con el rencor histórico, fuera de lugar. O tal vez, como buen manipulador de las masas que lo adoran, y ante los problemas torales del País y los personales, quiere distraer la atención del pueblo sabio, para mantenerlo sereno y feliz, pero a la vez alborotar la bitachera, como experto que es, en el campo de sus adversarios, a los que mide con el mismo rasero, como ladrones, corruptos (menos a los bueyes de sus compadres)…. ¿Entonces de que se queja?
Colofón:
Las relaciones comerciales (inversiones) bilaterales de España con México, es la segunda en el orden después de la que existe con Los Estados Unidos. España invierte en nuestro País (según los analistas financieros), 76 mil millones de dólares y México en España es cerca de los 30 mil millones. Los intercambios educativos de nivel superior es constante, numerosos mexicanos han realizados maestrías y doctorados en España. Las casas editoriales de Barcelona, Madrid y otra ciudades nos han brindado magnificas obras de ciencia, literatura que muchos profesionistas o no, de todas las ramas del saber consultan.
¿Le aplastaría al control el botón de pausa para el futuro Embajador de México y de la futura Cónsul en Barcelona, en España? Viva México y Viva España…”ole, ole… o le cambia de discurso el gobierno o aumentaran los países que le responderán férreamente y con argumentos a México ¡NO!… al Presidente”. Ya lo han hecho España y Panamá, Estados Unidos, quizás está a las “matalascallando”. “Cosas veredes Sancho”.
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