¿Por qué no se achica el PRI para sobrevivir?
Carlos MONCADA OCHOA
Viernes 04 de Marzo de 2022

Le buscan y le sacan a la vez a la renovación de directivos en el PRI y no son muchos los que le entran al toro. Y es que no sólo pasaron los años de las vacas gordas sino también los de las vacas flacas. En realidad, ya no hay vacas.

El terreno para su edificio lo donó el Gobierno del Estado en el sexenio de Faustino Félix Serna y fue diseñado y construido por un priista de hueso colorado, el arquitecto Enrique Flores López. Hasta auditorio le puso para que ahí se efectuaran las asambleas en las que se pronunciaba el pueblo por la candidatura de Fulano o Zutano, pronunciamiento que se hacía, desde luego, en forma democrática. Pero “antes como antes y ahora como ahora”.

Cuando un negocio está de picada (y el PRI ya no es, pero fue un gran negocio), el empresario que conserva la esperanza de reactivarlo cuida, de entrada, la parte financiera, y procede a vender parte de sus activos. Achica el terreno en que se asienta y le busca cliente a un pedazo, da de baja la mitad de sus vehículos y liquida a buen número de empleados; revisa los adeudos y habla con los acreedores para que le permitan pagar en abonos.

Ha llegado la hora de que el PRI sonorense haga lo mismo. El Comité Directivo Estatal cuenta en Hermosillo con el edificio mencionado que ya lo quisiera la Secretaría de Educación y Cultura para instalar ahí una Preparatoria o una Escuela de Artes y Oficios. Si nombran nuevos directivos, harían bien éstos, como primer punto de su programa de trabajo, procurar entre sus ex gobernadores y ex senadores al que pueda rentarles un edificio modesto para comenzar ahí una nueva etapa apegada a la realidad.

Quién sabe si le quedan secretarias y trabajadores de intendencia pero hay que despedirlos indemnizándolos de acuerdo con la Ley. ¿Tendrán que echar mano del fondo de cuotas que pagan los miembros del partido mensualmente? (La pregunta es no más para molestar, quién sabe desde cuándo nadie paga).

En una columna que publiqué no hace mucho, pregunté si el PRI estaba al corriente del pago del predial y del consumo de agua y de energía eléctrica. No tuve respuesta. Lo más probable es que el partido esté endeudado hasta el tope.

En la era dorada del PRI, la presidencia era un trampolín para saltar a una diputación local (ingeniero Leandro Soto Galindo y muchos otros), una diputación federal (licenciado Enrique Fox Romero), inclusive una gubernatura (doctor Samuel Ocaña), Eso es historia pasada.

En reciente artículo, el ex presidente del PRI y candidato a repetir ahora, Bulmaro Pacheco, “demostró” que el PRI era preferido por sus grandes realizaciones, basó su afirmación en el dicho de Porfirio Muñoz Ledo, nada menos. Eso pudo haber sucedido pero ya no cuenta en virtud de los megarrobos al erario, los megafraudes, las megamentiras del tricolor. Son libres los sobrevivientes del PRI en soñar que vuelven los votos a sus ánforas y los billetes a sus bolsillos. A nadie se le impide soñar. Pero si quieren aferrarse a una esperanza, sugiero que comiencen a actuar como lo que ahora es el PRI: un partido chico. Muy chico.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

Copyright © 2006-2025. Todos los Derechos Reservados
InfoCajeme
www.infocajeme.com