Como toda actividad donde el dinero cumple una función preponderante, la Fórmula 1 sufrió los embates de la crisis económica que actualmente sacude al mundo.
Desaparición de equipos, presentaciones de bajo costo y reducción de gastos, entre otros, fueron los primeros cambios que sufrió la categoría para paliar la coyuntura.
El retiro de Super Aguri de la categoría, allá por mayo del último año, fue el primer indicio, la primera señal que indicaba que la Fórmula 1 comenzaba a sufrir los primeros coletazos de la crisis económica mundial.
Siete meses después, con la temporada ya finalizada, Honda decidía dar el mismo paso que sus pares japoneses y anunciaba la venta de su equipo (ver nota relacionada), demostrando que aquello que el Banco Mundial calificó recientemente como una "impresionante retracción" del comercio global también había alcanzado a la categoría más importante del automovilismo.
Urgidos por una realidad cada día más cruda, la FOTA (Federación de las Escuderías de Fórmula 1) y la FIA (Federación Internacional del Automóvil) decidieron aunar esfuerzos con un único objetivo: reducir costos e intentar afrontar un nuevo campeonato con el brillo y las luces de siempre.
No obstante, claro está, las heridas de una Fórmula 1 ya bautizada como "low cost" siguen y seguirán abiertas por un largo tiempo.
Impulsadas por la FOTA, las presentaciones más que austeras de los equipos fueron una muestra clara del cambio de postura. Así, quedaron atrás las mega fiestas como la que organizó Ron Dennis (ex mandamás de McLaren) en Valencia, en 2007, cuando gastó alrededor de cuatro millones de euros en una gala.
Esta iniciativa perseguía otra meta al margen de la reducción de costos: no mostrar gastos que pueden ser considerados fuera de lugar en momentos en que la economía mundial se desangra. Porque se sabe que si de algo vive la F1, es de su imagen.
"La Fórmula 1 es un gran instrumento de marketing. Con la inversión y la economía retraídas, es obsceno mostrar ciertos gastos", señala Martín Urruty, periodista especializado en automovilismo del Diario Deportivo Olé de Argentina y columnista de la señal televisiva ESPN.
Con esa lógica, McLaren-Mercedes presentó sus monoplazas en una ceremonia privada, en el Centro Tecnológico de Woking; Toyota lo hizo a través de su sitio de Internet, y Renault y Williams lanzaron sus modelos en Portugal, en el circuito de Portimao. Algunas muestras de cómo se achicó la economía.
Un retiro doloroso
Históricamente, la F1 fue siempre un imán para que grandes compañías desembarcaran como patrocinadores. Al igual que en una época las tabacaleras publicitaban sus marcas en las carrocerías de los autos, en el último lustro fueron las entidades financieras quienes invirtieron millones de euros para decorar los monoplazas.
En ese rubro, los casos emblemáticos fueron los del Royal Bank of Scotland (RBS) e ING Direct, quienes se convirtieron en las principales fuentes de ingreso de Williams y Renault, respectivamente. Sin embargo, la tan mentada crisis los llevó a anunciar su retiro de la categoría, una decisión tan previsible como traumática para ambos equipos.
Tras registrar pérdidas por segundo año consecutivo, ING anunció a comienzos de marzo que abandonaría a la escudería francesa luego de 2010. Los 7.000 despedidos en todo el mundo fueron uno de los motivos que impulsaron la medida, al tiempo que recortaron su inversión para este año en la categoría en un 40%, algo así como 77 millones de euros.
"Esto puede hacer tambalear a la categoría. El circo de la Fórmula 1 siempre fue una gran oportunidad de comunicar para las entidades financieras, que suelen 'vender intangibles', y una categoría como la Fórmula 1 ofrece una sutil mezcla de glamour, avances tecnológicos y alto profesionalismo, tres de las bases que suelen intentar reflejar los bancos, compañías aseguradoras y consultoras de auditoría, impuestos y especialistas en estrategia", analiza Claudio Destéfano, periodista especializado en marketing deportivo.
En medio de una situación más que preocupante, la crisis estuvo muy cerca de cobrarse otra víctima: Williams, uno de los equipos históricos de la Fórmula 1, estuvo muy cerca de seguir los pasos de Honda. Sin embargo, la intervención de Bernie Ecclestone con un "salvataje" de 15 millones de euros como préstamo, que los británicos devolverán con sus ingresos, les permitió mantenerse a flote.
Otros dos casos que encendieron la alarma recientemente fueron los de Mercedes Benz, que pretende recortar un 50% los gastos en McLaren (le provee motores) para las próximas dos temporadas, y el pedido que Flavio Briatore, jefe deportivo de Renault, les hizo a sus pilotos Fernando Alonso y Nelsinho Piquet para que rebajen sus sueldos.