¿A quién? Hay quienes insisten en menospreciar el pasado ejercicio democrático de este pasado 10 de abril denominado “consulta de revocación de mandato”, una figura constitucional emanada de una votación mayoritaria en la Cámara de Senadores aprobada con 98 votos a favor, 22 en contra y una abstención en lo general, y 90 votos a favor y 22 en contra en lo particular los cambios en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos relativos a la revocación de mandato.  Poco después, en noviembre, la Cámara de Diputados hizo lo propio con 372 votos a favor y 75 en contra en lo general, y 356 votos a favor y 84 en contra en lo particular.  En diciembre, una vez avalados por diecisiete congresos estatales, fue publicado el decreto en el Diario Oficial de la Federación y por lo tanto Constitucional, después hubo diferentes movimientos a favor y en contra, pero este 10 de abril por fin se ejecutó públicamente con éxito o fracaso según el cristal de interés político que se mire.

Ante el hecho político de “Ni a favor, ni en contra, sino todo lo contrario” En lo “Contrario” quiero dejar mi opinión ciudadana al respecto:

Fue un ejercicio constitucional ejecutado de manera libre con una finalidad democrática, de la misma importancia que la ley emitida por el presidente Ruiz Cortines el 17 de octubre de 1953 para que en las elecciones federales del año 1955 las mujeres pudieran votar y ser votadas. De esa magnitud en importancia fue el evento de este 10 de abril.

He de suponer, pues no me consta, que no todas las mujeres en 1955 fueron a votar y hacer uso de ese derecho recién instalado en la constitución, pero eso no demeritó el avance democrático.

También muchos hombres bajo un sistema machista, avalados por los segmentos religiosos se opusieron e hicieron esa campaña para hacer fracasar el uso constitucional de ese derecho que hoy perfeccionado (como seguramente ocurrirá con la revocación) permite la paridad de género en el ámbito político en todos sus estratos.

Con respecto a este 10 de abril, alguien de la oposición decía  “para qué ir a votar, si fue electo para seis años, que termine y que se vaya”. La pregunta es ¿El próximo presidente de la república puede ser sometido a un ejercicio similar, consulta de te quedas o te vas, aunque haya sido electo por 6 años?

¡Terminas y te vas! ¿Qué no el que termina, termina y se va? ¡Qué genios diría Meade o Julio Astillero!

Fue un error del INE haber programado (con fines aviesos) la fecha del evento en Domingo de Ramos, el inicio de la Semana Santa, cuando estaba programado para los últimos del mismo mes.

Fue un error del INE la actitud beligerante, atrevida y cínica (parecía programada) de buscar la confrontación política cuando su estatus no es para ello. Ante la falta de presupuesto para cumplir completamente con su cometido, una actitud de cooperación hubiera creado un ambiente de simpatía y camaradería ciudadana y no lo contrario.

Por el otro lado, la participación de varios personajes impedidos por su rango y la ley en actos promocionales, rebajaban la respetabilidad de un evento que debería de ser una fiesta nacional por su importancia democrática.

Otro error fue sin duda el poner el nombre de Andrés Manuel López Obrador en la boleta (nombre que asusta, exacerba, por no decir intimida, frustra a la oposición). Todo mundo sabe el nombre del presidente de la república.

¿A quién molesta la democracia? Repito el título, sin duda a quienes añoran tiempos pasados, quienes siempre estan de acuerdo cuando dicen: ¡no!  Y más, ante la falta de argumentación lógica, ética y sensata cuando se trata del contrincante oficial, esos quienes no admiten la evolución y concientización del pueblo en sus derechos y obligaciones.

Tenemos que aprender a convivir democráticamente con mujeres, hombres, indígenas, con miembros de la comunidad LGBT y anexos, conservadores y liberales en cualquier contexto social y político que la democracia permita.

Por ello, sí me siento satisfecho de haber votado en este ejercicio de consulta, y estoy seguro de que mi voto sirvió y participó en este precedente histórico, que en lo futuro permitirá que el servidor publico esté pendiente de su actuar en beneficio de los intereses de las mayorías, consciente que su permanencia en el mismo depende del voto revocatorio del pueblo. Es Cuanto