Propongo que a los guaymenses les digan la verdad
Carlos MONCADA OCHOA
Miércoles 11 de Mayo de 2022

Un anuncio del gobernador Durazo en el sentido de que en breve se pondrá a funcionar la desalinizadora construida en la costa Guaymas-Empalme, amenaza con inflarse como globo para crear ilusiones exageradas. Acabo de leer en las Redes que el ingeniero José Luis Jardines considera dañino para las tuberías en servicio, por lo viejas que están, que se le agregue un torrente adicional.

La gobernadora Claudia Pavlovich construyó en terrenos de Empalme una mini desalinizadora y engañó canallescamente a los habitantes del Valle del Yaqui haciéndoles creer que la planta produciría el agua suficiente para llevarla por un conducto Guaymas-Hermosillo a esa ciudad. La consecuencia lógica sería que se volvería innecesario el ilegal acueducto de El Novillo.

Nuestra flamante cónsul en Barcelona platicó la planta durante los tres primeros años de su gobierno (¿gobierno?); convocaba juntas, las suspendía, anunciaban fechas para comenzar la obra, se postergaban, y a jalones se hizo y casi al final del sexenio se dijo que habían realizado pruebas del funcionamiento, lo que nadie comprobó. Si se trata de esa desalinizadora, no le hará daño alguno a las tuberías ni provecho alguno a los usuarios del puerto. La producción será sólo de 200 litros por segundo.

Lo más sensato es que les digan a los guaymenses la verdad. Andan en las nubes ante las expectativas que ha despertado el proyecto de convertir el puerto en un gran centro turístico, con una carretera que desde Chihuahua acarree productos que salgan a destinos extranjeros. No sufrirán si les desvanecen a tiempo la ilusión de un enorme torrente de agua dulce.

(Le dedico al tema un capítulo de mi libro “Las claudicaciones de Claudia”).

 

EN LUGAR DE ORGULLOSOS, ESTÁN RABIOSOS

Manifestó extrañeza el Presidente AMLO, en la mañana de ayer, de que muchos mexicanos en lugar de estar orgullosos del nuevo aeropuerto, se muestren rabiosos (el adjetivo es mío).

Los motivos son varios y obvios, principalmente porque al clausurar el aeropuerto que había comenzado Peña Nieto, hubo un ahorro de miles de millones de pesos que permitió entrarle al nuevo, terminado en tiempo récord de dos años y con mano de obra mexicana. Y eso que se liquidó hasta el último peso a las empresas que Peña había contratado. Y todavía quedó dinero para el tren Maya.

Conocidos papanatas como Vicente Fox están atentos a incidentes que ocurran durante el movimiento de aviones, para difundir como viejas mitoteras, no que ha habido incidentes, sino accidentes para tratar (vanamente) de desprestigiar al mandatario. Imagino a Fox oteando el cielo mientras la baba le cae en la solapa.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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