En memoria de los niños fallecidos y heridos durante el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo el 5 de junio de 2009, un grupo de cajmenses hicieron guardia en el monumento instalado en la Laguna del Náinari.
Han pasado desde entonces 13 años y aún no se cierran las carpetas de investigación. Las sospechas que señalan a responsables directos aún no son borradas por una verdad contundente. El viento trae todavía una carga de ira y tristeza porque lo ocurrido pudo haberse evitado.
En memoria de esos niños y contra la apatía e indiferencia de la sociedad cajemense, el grupo convocado por Rosendo Arrayales (quién más podría ser) mantuvo viva la llama de las veladoras, una por cada niño fallecido.