Como en sus mejores tiempos, pasó la aplanadora implacable del PRI nacional haciendo polvo las inconformidades, las protestas, las dignidades, las razones, y confirmó la imposición de Onésimo Aguilera. Para completar la operación, el flamante líder anunció de inmediato que se lanzará la convocatoria para integrar un nuevo consejo político estatal.
Dice que a sus actuales miembros se les venció el periodo para el que fueron nombrados. Si esto es correcto, no tiene importancia, el motivo auténtico es que buen número de esos consejeros están indignados por el atropello y se requiere que vengan otros que no sean tan fijados en minucias como la falta de democracia.
Pero, ¡ojo!, los nuevos directivos están ante un peligro: ya corrieron el chorro de priistas que en diversos municipios del Estado se pronunciaron por otro candidato, y ahora mandarán a la hacienda de López Obrador en Tabasco a los que hasta hoy han formado el Consejo Político. El peligro consiste en que a este paso no podrán completar el número de candidatos necesarios para competir en las elecciones de 2024.
Y hay otro punto importantísimo que los amigos íntimos de Onésimo Aguilera, si los tiene, deberían tratarle: que se ponga de inmediato en tratamiento de médicos especialistas en dietas y ejercicios para que lo hagan bajar cuando menos 30 kilogramos. Mínimo. La gente no confía en los líderes desmesuradamente gordos; le parece que el líder se burla cuando se pone a hablar del costo de la vida, el precio de los frijoles y la pobreza.
Además, un gordo tan gordo se ve nada elegante como director de un partido de masas, como se supone que quiere volver a ser el PRI.
¡VOLVIÓ LA KIKI!
Pero aunque la política ande en tan bajos niveles, siempre hay compensaciones. Acaba de reaparecer, ahora como secretaria de Gestión Social del partido, la ex diputada Karmen Aída Díaz Brown Ojeda, una dama de exquisita presencia que siempre ha querido, y supongo que seguirá queriendo, que le digan “Kiki”, para no echar de menos su círculo social.
Cuando estaba por concluir su trienio de legisladora le pregunté qué seguía en su trayectoria política y me contestó que lo que dijera la gobernadora. Pero no es Pavlovich quien la ha devuelto al sendero sino probablemente Manlio Fabio Beltrones.
Lo cierto es que al incorporarse al grupo de los ganadores del PRI se reúne de nuevo con su compañera de legislatura Iris Fernanda Sánchez Chiu, que ahora será su jefa. En las fotos de toma de posesión se ven muy guapas las dos ex diputadas. Me complace haberlas escogido a ambas, además de otras seis legisladoras, para embellecer mi libro “De mendigar curules a reinas del Congreso”.
Este libro, que cuenta la historia de las diputadas locales desde 1955 a la fecha lo han leído ya algunas personas, pero no, naturalmente, las mujeres que han sido o son actualmente diputadas.
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