Aunque ande uno con los niveles de optimismo a ras de suelo, se le enciende el ánimo cuando ve a mujeres valientes y resueltas que se lanzan a realizar tareas a primera vista imposibles de lograr, y que lo hacen rodeadas de alimañas venenosas a las que no temen. De cuando en cuando, sin que se lo hayan propuesto, aplastan a uno de esos bichos y siguen adelante. Ejemplo hecho a la medida es la directora general del Instituto Sonorense de Cultura, Guadalupe Beatriz Aldaco, que aparte de atender los programas institucionales en marcha, se sentó a analizar, junto con la presidenta de la Asociación de Cronistas y el presidente de la Sociedad Sonorense de Historia, cómo rescatar las ruinas de la iglesia de Cocóspera.

Colaboro con alguna información que creo ya tendrán en sus carpetas las dos damas y el caballero, junto con la fecha y circunstancias en que el padre Kino fundó la Misión de Santiago de Cocóspera, más o menos a la mitad del camino de Ímuris a Cananea.

El arqueólogo Arthur Woodward publicó el libro “Misiones en el Norte de Sonora” con la foto del templo de Cocóspera prácticamente completo. La foto, tomada en 1935, aparece en la portada y sirve para medir cuánto se ha perdido en la actualidad. Es obra ésta de fácil consulta pues forma parte del lote que el ISC mandó digitalizar y está a disposición de cualquier persona.

En 1988 se realizó un intento serio por salvar el templo. Se formó el Comité pro Remodelación de Cocóspera A. C. encabezado por los señores Juan Antonio Ruibal Corella, Gascón Cano Ávila y Félix Tonella Luken. Celebraron varias sesiones e iniciaron una campaña para reunir donativos tanto en Sonora y Arizona como en la ciudad de México. Pero finalmente desistieron porque no aparecieron los necesarios apoyos económicos de las dependencias federales.

La huella de este esfuerzo quedó en las armazones metálicas que se colocaron en la portada del edificio y ahí se oxidaron mientras la joya arquitectónica se ha seguido cayendo a pedazos.

El rescate de Cocóspera cuesta muchos, muchos millones de pesos. Pero el principal obstáculo no es el dinero sino lo difícil que es coordinar el trabajo con el INAH que ha ganado, a lo largo de decenios, la merecida fama de no hacer ni dejar que hagan. La institución es celosa de su competencia. De modo que el grupo que ahora muestra sus buenas intenciones en el tema, debe agregar en su siguiente sesión una silla para el representante del INAH. ¡Buena suerte!

“CUANDO DESPERTÓ…”

Excelente la idea de crear un parlamento juvenil no sólo para que los muchachos se capaciten en el arte (y en las mañas) de gobernar, sino además para que sepan qué conductos utilizar para hacerse escuchar.

Es curioso el contraste de esta modalidad con el llamado de los nuevos dirigentes del PRI a puestos de responsabilidad a viejos dinosaurios del partido. Es bien sabido que, por desgracia, tres o cuatro de esos dinosaurios sufren trastornos de lo que podríamos llamar por lo bajo demencia senil. Uno de ellos fue localizado en la vía pública, ignorante de dónde se hallaba y dónde vivía, y fue ´reportado en las Redes por una persona que le dio ayuda.

Es difícil que vuelva la gente joven al tricolor.

Carlosomoncada@gmail.com