Hoy hace 88 años que nació, en la Ciudad de México, Héctor Martínez Arteche. Fue uno de mis amigos de quien más he aprendido y más admiro. Arribamos al mundo en diferentes lugares, el mismo año y con quince días de diferencia en mi favor. Se formó profesionalmente en la Ciudad de México y de inmediato abrió las alas para volar en busca de la tierra apropiada para su siembra de Arte. Héctor se instaló en Hermosillo e ingresó como director de la Academia de Artes Plásticas de la Universidad en 1963, el mismo año en que me inscribí en la carrera de Derecho.

Cono reportero de fuentes culturales y como director de la Revista Universidad de Sonora estuve pendiente de las exposiciones que organizaba el maestro (me permitía verlas un día antes y me ayudaba a analizar las pinturas), del avance de sus discípulos y de su trayectoria personal que nunca descuidó, al mismo tiempo que atendía con celo sus labores docentes.

Sonora adquiría mayor señorío y distinción a medida que Arteche pintaba murales en los principales municipios. Su paleta deslumbrante embelleció el interior del palacio de gobierno y de las sedes municipales de Hermosillo, Cajeme y Navojoa. Revivió nuestra historia, capturó el paisaje y no conoció límites para insuflar espíritu a El Hombre se Sonora, título que dio a su obra maestra en el palacio de gobierno.

Hoy, al tiempo que intentamos hacer de éste un día de fiesta, no de pena porque Héctor jamás estará ausente, duele repetir lo que todos saben. Parte de su obra, que enalteció a Sonora, se cae a pedazos. Nos ofreció la Belleza y le correspondemos con el bostezo de la ignorancia. Los funcionarios de la pasada administración estatal anunciaron tres veces que serían restaurados los murales exteriores de la Biblioteca Jesús Corral Ruiz de Ciudad Obregón. Y las tres veces mintieron.

En la prensa hay constancia de que el gobierno lo anunció el 24 de octubre de 2017, en marzo de 2019 y el 13 de enero de 2020.

Como amigo del pintor que se fue ya, ruego con fervor a las autoridades del Estado y a las municipales que procedan a rehabilitar los murales. Como ciudadano libre y amante del Arte, les echo en cara que no hayan dado un paso en ese sentido, y les advierto que si no cumplen ese deber los denunciaré como zafios, incultos, ignorantes ante los sonorenses de hoy y de la posteridad. Con estos párrafos comienzo a cumplir mi promesa.

En este aniversario luctuoso, las líneas y colores con que Héctor Martínez Arteche embelleció nuestro mundo cobran singular intensidad. Doblo la rodilla ante su recuerdo y firmo el compromiso de luchar por el rescate de su obra.

carlosomoncada@gmail.com.