En Cajeme existe una ramificación muy amplia de dos apellidos serranos: Peñúñuri y Clark.
Los orígenes de ambos linajes se remontan al siglo XIX, cuando la prosperidad de la minería serrana y el crecimiento de la ganadería arraigó a migrantes españoles y del centro del país que llegaron a esta región montañosa del sur de Sonora.
Movas, Nuri, Tesopaco... son algunos de los pueblos donde construyeron sus hogares.
En el siglo XX, al decaer la economía de la zona serrana, los descendientes de estas familias emigraron hacia el valle. Bajaron de sus pueblos por caminos accidentados hasta llegar a la promisoria Cajeme y aquí echaron de nuevo sus raíces.
Hoy los Peñúñuri y los Clark son apellidos conocidos en nuestro medio y sus representantes, como los Pablos y los Pineda, tienen una evidente fenotipo serrano.
En La sierra y el viento, Gerardo Cornejo rinde un bello homenaje literario a esa migración que con sangre, sudor y lágrimas enriqueció los valles del sur de Sonora.