Tuve el gusto de tratar a Eduardo Estrella con cierta frecuencia en los años recientes, después de una entrevista que le hice cuando yo preparaba un libro sobre la historia del ITSON.

En nuestras pláticas, casi siempre por teléfono o en su oficina de notario público, había dos temas recurrentes: El ITSON, por supuesto, y su vida universitaria. 

Sobre ésta le gustaba repasar los años de ingreso a la Escuela Nacional de Jurisprudencia ubicada en el centro de la Cd. de México y el posterior traslado a la actual Ciudad Universitaria, a principios de la década de los 1950s. Las materias que más le gustaban, los grandes maestros que tuvo, celebridades del Derecho, y las correrías de los estudiantes en esa época.

La formación en los valores tradicionales, el amor por la familia y las experiencias de la vida política, eran alternados con referencias sobre la vida profesional.

Y por cualquier motivo, e incluso sin éste, el tema del ITSON ocupaba el centro de la plática. Era su pasión. Podía hablar horas y horas sobre los años en los que ingresó como maestro, desde los inicios del Instituto, y su posterior papel como director general a principios de los 1970s.

Ese fue el punto de partida para uno de sus más grandes legados: Las gestiones ante gobernadores para convertir al ITSON en universidad, objetivo alcanzado en 1975 - 76 tras la desaparición gradual de las preparatorias y la apertura de carreras profesionales.

El complemento de tal logro fue la autonomía universitaria de nuestra máxima casa de estudios. A veces solía reprochar que no se entendiera la verdadera magnitud de esta cualidad, pero el ITSON lo entendió y lo sufrió con las reformas a su ley orgánica en el 2007 y ahora con la reforma que este año le regresó la autonomía plena. 

Junto a Carlos Moncada, de quien siempre se refería con afecto y admiración, escribió un libro imprescindible para la historia no sólo del ITSON sino en general para la historia de Sonora.

En varias ocasiones me comentó su tristeza por no habérsele permitido regresar al ITSON como maestro de asignatura de los cursos de Derecho que se imparten en las diferentes licenciaturas, esto después de 1985 cuando concluyó su trienio como alcalde. Le hacían dar vueltas, dijo, para decirle que no había grupos para él.

Otro orgullo permanente de Eduardo Estrella fue su labor decisiva en la creación del Instituto Sonorense de Crédito Educativo, la obra que permitiría a miles de jóvenes de clase media y baja cursar estudios universitarios. Decía esto con una gran satisfacción reflejada en su rostro. 

Y en el sabor de las pláticas nunca faltaron referencias a lo realizado durante su presidencia municipal (1982 - 1985), de manera especial a sus gestiones para el sector educativo de Cajeme.

Llevaría mucho tiempo y espacio hablar de tantos temas que le apasionaban. El más importante, su familia. Pero esto es tema de vida privada.

Ahora que ha fallecido no me queda más que agradecerle las colaboraciones que nos dio en exclusiva para Infocajeme y la generosidad de su trato cuando tuvimos oportunidad de platicar.

Descanse en paz.