La conferencia que ofreció nuestro gran compositor Arturo Márquez, el miércoles de esta semana, fue maravillosamente ilustrada con un video del estreno mundial de su “Fandango, concierto para violín y orquesta”, estreno que se registró en Los Ángeles en agosto del año pasado. La solista, extraordinaria, fue la norteamericana Anna Akiko Meyers, y el director de la orquesta, Gustavo Dudamel.
Arturo habló del proceso de creación que, en resumen, consiste para él en la entrega absoluta a la reflexión y el trabajo, y la supresión de festividades. En su alma anida el ritmo y la convicción de que la música popular ha de fusionarse con la música de concierto en busca permanente de nuevas formas de expresión.
De ahí que la cadencia del danzón, que acude a la mente en cuanto pensamos en la obra del hijo de Navojoa y Álamos, asome en el primer movimiento, “folía tropical” (folía: locura), en las cuerdas del violín. El movimiento central se llama “Plegaria”, y el tercero, “Fandanguito”, un movimiento en el que Anna Akiko alcanza niveles de virtuosismo.
El público que acudió al Teatro de la Ciudad en buen número, desdeñando la amenaza de lluvia, aplaudió con ferviente entusiasmo. Luego llovieron las preguntas y los comentarios. El maestro Márquez cerró la velada con el deseo de que se eduque a los niños desde temprana edad en el aprendizaje y el amor a la música. Esta no es una ocurrencia, más bien una misión, pues hace tiempo, a raíz del estreno de su concierto, la había hecho pública en una entrevista con “Excelsior”. Y lo mejor es que se declara dispuesto a colaborar en ella.
Arturo Márquez nos da su Arte y nosotros lo traicionamos. En 2004 se estrenó en Álamos su marcha “Aurora del Norte”, dedicada a Sonora, que en lo que faltaba para terminar el sexenio del gobernador Bours, utilizaron Radio Sonora y Telemax para abrir y cerrar sus programaciones diarias. En cuanto asumió el poder un gobernador panista, la marcha desapareció por completo. ¿Qué tiene que ver la música con los celos políticos? Yo le pregunté al señor Welfo, director del Instituto Sonorense de Cultura con la gobernadora Pavlovich, por qué no se volvía a tocar la marcha y farfulló confusas vaguedades propias de su ignorancia. Es tiempo de recobrar lo que nos quitaron. La música se escribió para nosotros, el pueblo, no para los partidos políticos.
LOURDES AMBRIZ, LA REINA
Por hoy suspendí mi serie sobre los museos de arte que he visitado en el mundo, para hablar de música. Y voy a cerrar la columna con una excelente noticia: la soprano Lourdes Ambriz recibirá la Medalla Ortiz Tirado en Álamos, en enero.
Además de haberla escuchado y admirado su arte y su belleza, en México y en Sonora, guardo con celo los discos de la ópera “Montezuma”, de Carl Heirinch Grau, que grabó con la Deutsche Kammeracademie (alemana, obviamente), en la que también cantan Encarnación Vázquez, Angélica Uribe Sánchez, María Luisa Tamez y Ana Caridad Acosta a quienes aplaudimos en diferentes fechas en el escenario del FAOT.
Guardo también la ópera “Los visitantes”, de Carlos Chávez, en la que brillan los talentos de Encarnación Vázquez, laureada ya con la medalla, y Lourdes, la reina 2023. En cuanto se programe el Festival reservaré mi asiento en primera fila.
carlosomoncada@gmail.com