Nueva York.- El nuevo Yankee Stadium se levanta imponente en el Bronx, con su fachada de piedra caliza y muros de granito, una estructura cuyo diseño arquitectónico busca impresionar como un moderno Coliseo o quizás el Palacio de Versalles.
En Queens, el Citi Field tiene un exterior de ladrillo rojizo, entradas arqueadas y una enorme rotonda que evoca al desaparecido Ebbets Field y el sentimentalismo de épocas pasadas.
Los Yanquis y Mets, los millonarios clubes de Nueva York, abren el viernes las puertas de sus nuevos feudos con sendos partidos de exhibición. El costo combinado de ambos estadios llega a los 2.300 millones de dólares, una inversión que busca ofrecer lo último en amenidades para los jugadores y aficionados.
La apertura oficial para los Mets será el 13 de abril contra San Diego, y tres días después los Yanquis harán la suya frente a Cleveland.
"Son dos filosofías diferentes, dos formas diferentes de hacer las cosas, y ambas funcionan", comentó el director ejecutivo de los Mets Jeff Wilpon. "Creo que los fanáticos van a disfrutar con dos estadios diferentes".
Concebidos en los años finales de una era de excesos, los estadios están repletos de restaurantes y espacios para actividades sociales que dejarían en un segundo plano los juegos.
El boleto más caro para un partido de los Yanquis alcanza los 2.625 dólares y 695 con los Mets. Si señor, para un solo juego. Parecen precios que no están en sintonía con los actuales tiempos de crisis.
Pero ambos marcan el final del auge de nuevos estadios en las Grandes Ligas que comenzó en 1992 con el Camden Yards de Baltimore.
"Son dos edificaciones que se contrastan en formas diversas, y que tienen algunas cosas en común. Son edificaciones que miran al pasado, al igual que al futuro", escribió Paul Goldberger, el crítico de arquitectura de la revista The New Yorker.
"El Yankee Stadium es como un palacio. Es la reacción que se busca al verlo desde afuera. Es muy grandioso. La arquitectura del Citi Field me resulta más casual y relajada. Pero, en fin, los Mets siempre han tenido ese tipo de actitud relajada y casual".
Ambos estadios fueron diseñados por la firma Populous, y no tienen nada que ver con sus predecesores.
El primer Yankee Stadium, el primer parque de pelota con tres niveles, fue inaugurado en 1923 a un costo de 2,5 millones de dólares, pero luego perdió mucho de su encanto cuando fue remodelado entre 1973-75.
Con su diseño circular para albergar diversas competencias, el Shea Stadium costó 28,5 millones de dólares y abrió sus puertas como parte de la Feria Mundial de 1964. Fue un estadio que no satisfizo las necesidades para jugar béisbol o partidos de la NFL y pasó a ser uno de los recintos menos queridos, pese a que los Mets celebraron ahí sus campeonatos de la Serie Mundial en 1969 y 1986.
Mientras el Yankee Stadium recibía toda clase de tributos y aún espera ser demolido, los Mets no se demoraron en hacer trizas el Shea.
Ahora, los Mets tienen un estadio con 42.000 asientos, una capacidad menor a los 57.343 del Shea. El nuevo parque cuenta con el patrocinio de Citigroup por un momento de 400 millones y 20 años. El acuerdo fue ratificado, pese a que el consorcio bancario recibió un cuantioso paquete de rescate financiero del gobierno para mantenerse a flote.
Es un estadio con muchos lujos. Los baños en las zonas más caras fueron diseñados para asemejar a los de los hoteles Four Seasons.
El estadio de los Yanquis costó 1.500 millones, la segunda cantidad más alta para un recinto deportivo. El récord lo tiene el estadio Wembley en el norte de Londres y que costó 1.570 millones.
Tanto dinero se puede apreciar en las numerosas exhibiciones de la rica historia de la franquicia, con 26 campeonatos de la Serie Mundial, 39 banderines y con figuras míticas como Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio y Reggie Jackson.
Se recreó el viejo exterior del estadio hasta con ventanas que asemejan a una catedral. Se colocaron pizarras que necesitan operación manual en los muros de los jardines.