Ayer compré en la Librería del Noroeste, los siguientes libros: “Ana” y “Los poderes de Alejandra”, de Jesús Fernando Alegría; “Historias negadas”, de Francisco Oviedo; crónica “No-veladas”, de Ramón Eduardo Ortiz León; “Mosaicos de mi patria”, de Mauricio Guzmán Betancourt” “Conversaciones entreveradas”, de Emilio Robles Burgos; “La escuela que recuerdo”, de David Cibrián Santacruz; “Anastasia, guerrera inquebrantable”, de Emma Ibarra de Verónica y Raúl C. Verónica”.
En la misma librería están a la venta varios de mis libros. Esos escritores no han comprado ninguno.
Tampoco han donado un libro para el Proyecto Biblioteca Cultura Sonorense, que iniciamos en noviembre pasado y que tiene por objeto formar una biblioteca de puros escritores de Sonora y abrirla para el público en general.
Sugiero a estos escritores que, como una respuesta cortés a su colega (yo) compren siquiera uno de mis libros; o bien que me manden uno de los que han escrito para incluirlo en la Biblioteca Cultura Sonorense. De hecho, las obras que compré ayer, en cuanto las lea, las donaré al proyecto que con puros donativos pasó ya de los 3 mil ejemplares.
Aclaro que el libro de Oviedo lo compré por error pues ya se encuentra en el acervo de la Biblioteca Cultura Sonorense. Ahí está también “Un murmullo, un lamento”, de Cibrián, pero no el que yo compré. De los Verónica están ya “Lotec” y “En Trincheras”, y de Robles Burgos, “Escritos al vuelo” y “Retrato hablado de Enrique Rodríguez”.
Si Fernando, Francisco, Ramón Eduardo, Mauricio, Emilio, David y los Verónica atienden mi sugerencia, ya sea comprando una de mis obras, o bien enviando una propia para la Biblioteca Cultura Sonorense, publicaré en las Redes una detenida reseña de sus libros respectivos. Si no lo hacen… ¿pero para qué hablar de cómo respondería yo en ese caso, ¡no creo que vaya a ocurrir!
ENROQUE INTERESANTE
Llama la atención un movimiento en el Instituto Sonorense de Cultura: el pintor Zacarías Páez, que había estado en la dirección de la Casa de la Cultura, se fue con igual cargo al Kiosco del Arte, de donde se despide Marreyna Arias por la vía de la jubilación.
Y para sustituir a Zacarías fue nombrado Juan Casanova, as de la fotografía, entusiasta y creativo. Me aseguran, y lo creo, que llega con muy buenos proyectos para mantener, y si es posible incrementar, el nivel de la Casa.
Yo me permito darle una idea más, tal vez modesta, que agradecerán mis viejas piernas: reparar el elevador.
carlosomoncada@gmail.com