Así como me mostré en desacuerdo con el intento de anular la libido del varón violador con tratamientos químicos peligrosos, aplaudo la iniciativa de Movimiento Ciudadano para adecuar a la legislación federal nuestra Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y nuestra Ley para la Igualdad de Hombres y Mujeres. Ambas leyes entraron en vigor hace unos años pero hay que mejorarlas, no sólo porque existe el compromiso con la Secretaría de Gobernación de adecuarlas en un plazo perentorio, sino porque la situación de las mujeres sonorenses en cuanto a seguridad, es aberrante y escandalosa.

La diputada Rosa Elena Trujillo, portavoz del MC, recordó que Sonora tiene el segundo lugar en peligrosidad. En 2021 fueron asesinadas 140 mujeres, 45 de esos casos fueron declarados oficialmente feminicidios, aunque algunos de los 95 asesinatos restantes deberían haber recibido la misma calificación.

Y bien, tiene razón la legisladora al expresar la confianza de que la adecuación de las leyes mejorará la situación de las mujeres, aunque no será suficiente, y lo reconoce, para alcanzar la eliminación de la inseguridad. Supongo que se habrán hecho estudios sobre los violadores que han caído en manos de la Ley (¿psicométricos? ¿Socio económicos?), aunque dudo (con la excepción que mencionaré enseguida) de que se hayan publicado.

Creo que los preocupados por esta situación, aparte de los legisladores, tendríamos más elementos de juicio si conociéramos. los antecedentes de violencia de los familiares de los asesinos, su grado de educación, la razón inmediata que movió el instinto asesino (¿había ingerido alcohol u otras sustancias tóxicas? ¿él mismo o la mujer habían iniciado una riña? ¿por qué motivo?) ¿Cuál es el ambiente del barrio o colonia en que se registró la agresión?

Sólo conozco como excepción la brillante obra “Masculinidad y violencia homicida”, de Zonia Sotomayor Peterson y Rosario Román Pérez, publicado en 2007. Zonia entrevistó a los asesinos de esposas y amantes que purgaban, y deben seguir purgando, sentencias en la Penitenciaría y logró hurgar en la psicología de los sujetos. En otras palabras, las autoras trazaron el camino para nuevas investigaciones profundas.

En la presentación de la obra asistió como invitado Ernesto Munro, recién estrenado como secretario de Seguridad del gobernador Padrés, que no entendió ni siquiera sospechó que dos inteligentes mujeres le mostraban el camino a seguir. En su intervención se puso cursi y dijo que la solución de los negros crímenes, que ya entonces apuntaban a epidemia, era el amor. ¡Así les ha ido a miles de mujeres con tan romántica y cruel ignorancia! (Esto nadie me lo contó. Estuve presente en el evento cuando se presentó el libro, en el auditorio de MUSAS).

Del enfoque humano individualizado quizás se podrían obtener enseñanzas para prevenir. Si estas medidas son, a juicio de los expertos, inútiles, consideren que son motivadas por la indignación y el dolor de un ciudadano que no sabe cómo ayudar.

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