En acatamiento de lo que previene la Ley Orgánica 4 de la Universidad, la rectora María Rita Plancarte Martínez rindió su primer informe ante el Colegio Académico. La mejor noticia plasmada en el documento es la que tenemos a la vista desde hace varias semanas: la recuperación de la enseñanza presencial que fue posible, la verdad, por el esfuerzo y el valor de todos los universitarios. Enfrentaron el miedo a la pandemia y la vencieron.

Nada nos extraña, porque tiene mucho tiempo con calificaciones extraordinarias, que nuestra Unison siga en primeros lugares de los rangos mundiales. Desde luego, se mantiene como guía de las universidades del Noroeste.

Por lo que concierne a la vida interna de la Universidad, se avanza en uno de los programas fundamentales, el de la sustentabilidad. La Rectora informó que en el ciclo se ha logrado más del 10% del ahorro de agua y mediante el aprovechamiento de energía solar (los maestros de la Uni no dejan de trabajar en ello), se generará energía por 892 kilovatios hora. Ya nos dirán a cuánto equivale el ahorro en relación a lo que se hubiera pagado al sector eléctrico.

De la inscripción de 190 estudiantes indígenas informó esta columna con oportunidad, así como de los más de nueve mil alumnos de nuevo ingreso este año.

Lleva la Rectora con mano firme el timón y confiamos en que mantendrá el rumbo sin titubear. Los sonorenses somos afortunados de contar con ella..

PERDIMOS EL PARAÍSO

Todos los organismos creados para tutelar los derechos de los trabajadores y todas las normas discutidas y aprobadas con el mismo fin, han sido útiles en su momento. Pero tarde o temprano han sido adulterados los fines de esos organismos y esas normas por líderes negativos, en connivencia con funcionarios corruptos.

La flamante legislación laboral entró en vigor en Sonora. Las Juntas de Conciliación, escenario de componendas y trampas –no en todos los casos, pero sí en buen número—se enviaron al archivo muerto.

Toda nueva legislación aspira a la permanencia lo que es imposible porque la mente perversa busca, y con el tiempo encuentra, la manera de lucrar a costa de los derechos de terceros. Si a corto plazo se prueba que las nuevas normas logran achicar el rezago generado por las anteriores, se podrá asegurar que por lo pronto, vamos bien..

Cuidemos, mientras tanto, de que los coyotes desplazados de sus guaridas no se entronicen en la nueva estructura. Andarán merodeando por ahí, pero será fácil reconocerlos por la triste expresión que pregona: “Perdimos el paraíso”.

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