Los alzados (4). La junta de colonización del Yaqui y Mayo
Armando Terán Ross
Miércoles 12 de Octubre de 2022

La guerra de Reforma, que estalló en 1857, en el curso de la cual liberales y conservadores se oponían, contribuyó al mantenimiento de una situación confusa en el estado de Sonora. Después de haber derrocado a Santa Anna, Ignacio Comonfort (moderado) promulgó en junio de 1856 una nueva ley, llamada Ley Lerdo, por medio de la cual se ordenaba la venta de todos los bienes de la Iglesia, así como las tierras de los ejidos. La búsqueda de un aumento en los ingresos del Estado se desprendió de una política dirigida a individualizar la propiedad del suelo, lo que tuvo como efecto facilitar la introducción de los colonos en el territorio yaqui.

Sostenida por el ejército, la Iglesia reaccionó violentamente a esta ley y hundió al país en un nuevo conflicto que duró un año, al final del cual el gobierno de Sonora juró fidelidad a la nueva Constitución (del 5 de febrero de 1857) que trajo al federalismo. El coronel Ignacio Pesqueira, gobernador elegido en julio, entró en funciones en agosto y dio al estado una constitución local de acuerdo a la Carta Federal.

Pesqueira participó en forma activa en las campañas que siguieron a la guerra de Reforma y recuperó poco a poco las plazas ocupadas por los centralistas hasta Mazatlán, ciudad que liberó en abril de 1859. No obstante, tuvo que hacer frente al mismo tiempo a varias sublevaciones indias en su departamento.

Desde fines del año 1857, se enfrentó a una insurrección provocada por los conservadores, bajo la dirección de Gándara, que se extendió con rapidez gracias a que éstos encontraron el apoyo de los ópatas y de los yaquis. Estos últimos, aprovechando el conflicto nacional, lanzaron un ataque contra el puerto de Guaymas.

Dos años más tarde, Pesqueira debió encarar una nueva sublevación de los conservadores. Una vez más éstos habían logrado aliarse con los indios ópatas, dirigidos por los hermanos Juan y Refugio Tánori. Cuando el ejército de Pesqueira logró dominar este movimiento y derrotó a los Tánori, estalló otra sublevación en Magdalena, situada más al norte. Los líderes de este movimiento convencieron al jefe yaqui Dionisio Baltazar de participar en él. Desde un principio, 1 200 rebeldes, entre ellos yaquis, se opusieron al ejército de Pesqueira al cual vencieron en Las Guásimas. Pero a su vez fueron vencidos en su avance hacia Hermosillo, y la mayoría se refugió en Arizona.

Durante los disturbios provocados por los diferentes episodios de la guerra de Reforma, los indios de Sonora eran solicitados por las fuerzas de oposición, Los yaquis, como otras tribus, participaron con regularidad en algunas acciones de insurrección. Si no se puede determinar, por falta de información precisa, el sentido de estas intervenciones, se puede, por el contrario, afirmar que no se trataba tan sólo de “revueltas indias”, puesto que había muchos elementos implicados. Esta agitación suspendió sin embargo los efectos de la ley que originó la guerra de Reforma y contrarió los proyectos de colonización de Pesqueira.

A pesar de las sublevaciones de los conservadores y de las insurrecciones indias, Pesqueira trató de desarrollar una verdadera política de colonización. De ahí la elaboración de un proyecto nacional para la explotación, por inmigrantes hispanoamericanos de California, de las tierras que bordean los ríos Yaqui y Mayo.

El 24 de octubre de 1858, una junta de colonización de los ríos Yaqui y Mayo se constituyó en Alamos, presidida por el teniente coronel Rafael A. Corella. Al mismo tiempo el gobierno instaló una Prefectura del Yaqui cuya función fue muy ambigua: bajo el pretexto de garantizar la vida y los intereses de los nuevos colonos, tuvo como meta vigilar a los indios.

Los primeros trabajos de la junta correspondieron a la creación de colonias agrícolas, es decir, de parcelas para hacerlas producir. En agosto de 1859 se creó la colonia Pesqueira sobre el territorio mayo. Por otra parte, a pesar de la guerra de intervención francesa, que empezó a amenazar Sonora, se emprendieron trabajos de irrigación. Estos trajeron como consecuencia la valoración de las tierras del Valle del Yaqui.

Al gobierno y a los colonos les pareció necesario desembarazarse de los indios o, por lo menos, disminuir su poder en la región, ya que “a menos que sean domesticados y utilizados como mano de obra, son un estorbo”10 Por esto, Pesqueira autorizó a sus amigos a tomar posesión de vastas superficies en las regiones indias; los colonos gozarían además durante cinco años, de una exención de todos los impuestos y también del derecho a nombrar a sus autoridades una vez que fueran bastante numerosos para constituirse en municipio. Fue así como en 1868 el general Crispín de S. Palomares, colaborador cercano del gobernador, obtuvo la autorización para abrir una concesión entre los ríos Yaqui y Mayo. Pero la actitud amenazadora de los yaquis impidió llevar a cabo el proyecto. Por la misma razón, el gobierno de Sonora renunció a poner en marcha una política dirigida a la expulsión o al control de los indios, ya que la situación no era favorable.

Desde 1864, el gobierno se preparó para hacer frente a la intervención francesa y relajó su presión militar sobre los yaquis quienes, de inmediato, empezaron a sembrar dificultades en los lugares de reciente colonización. Por otro lado, las posibilidades de reacción del gobierno disminuyeron ya que la amenaza exterior (constituida por la intervención francesa) encontró, gracias a Gándara, un punto de articulación con las luchas políticas internas. El plan general de colonización se suspendió; la causa principal fue la rebelión conducida por los hermanos Tánori en 1865 que sobrevino en el momento de la incursión de los franceses.

En ocasión de esta intervención, los yaquis se dividieron y tomaron partido por alguno de los dos campos presentes. Pesqueira, investido entonces de poderes extraordinarios, organizó un ejército de seis mil hombres para oponerse a los franceses y a sus aliados, integrando a quienes deseaban enrolarse, entre los cuales se encontraba José María Leyva (llamado Cajeme por los yaquis), quien más tarde sería reconocido como jefe de la tribu. Por el contrario, los que vivían en la sierra, más vindicativos, siguieron a los imperialistas franceses bajo la influencia de los Tánori, que se afirmaron como líderes. A propósito de esta división, Troncoso dice:

"Así es como los vemos [a los yaquis] figurar de una manera bien notable en las diversas guerras civiles que nos han agitado desde la época de la Independencia, tanto en las que han sido motivadas por la política del centro, como en las que han tenido un carácter puramente local. En la guerra contra la intervención francesa, algunos partidarios del imperio, movieron de tal manera a esos indios, que sacaron de los ríos grandes masas de soldados con quienes sostuvieron la lucha contra las fuerzas liberales: pero es justo consignar que entre éstas había gran número de yaquis y mayos de los que habitaban las poblaciones civilizadas, así como es justo decir que estos siempre permanecieron fieles a las banderas de la patria.

(Continuará)

 

 
 

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