El acceso a la alimentación es un derecho de cada uno de los pobladores, pero más que un derecho es una necesidad, aseguró la Dra. Maritza Arellano Gil, Profesora Investigadora del Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON), en el marco del Día Mundial de la Alimentación “No dejar a nadie atrás”.
En busca de contrarrestar las problemáticas de alimentación a nivel mundial, la Investigadora del Departamento de Ciencias Agronómicas y Veterinarias, destacó que en el programa de Ingeniería en Biosistemas trabajan con el uso de polinizadoras, llamados "nichos perennes", los cuales son colocados en medio de las áreas de cultivos agrícolas.
Estos nichos, indicó, tienen el objetivo de favorecer a la población de especies polinizadoras, importantes para la alimentación, debido a que una gran cantidad de plantas requieren de estas para sobrevivir. "Hay muchos insectos, además de las abejas, como palomillas, incluso escarabajos que pueden hacer labor de polinización, todo lo que se sienta atraído, por eso las flores tienen colores llamativos y por eso producen néctar, para atraer a los insectos y a su vez que lleven el polen a otras diferentes plantas".
Señaló que los polinizadores son indispensables para la especie humana, ya que son los encargados de la reproducción de las plantas que necesitan las personas para alimentarse, “prácticamente dependemos de estos polinizadores para la sobrevivencia humana”.
Así mismo, indicó que como parte de estas estrategias, colaboran con una empresa a nivel internacional, la cual apoya con la implementación de jardines en campos de agricultores cooperantes.
Comentó que en el Valle del Yaqui se trabaja con dos polinizadoras, donde los estudiantes identifican las plantas, las monitorean, identifican los polinizadores, y dan un seguimiento verificando si hubo un aumento, principalmente para ver cuáles son las especies que se adaptan a la región.
Finalmente, comentó que como programa educativo, generan un impacto social positivo en la sustentabilidad de la producción de alimentos, ya que se busca formar profesionistas que sean agentes de cambio, con un enfoque social y sostenible, y sean capaces de proveer una mejor calidad de vida para las personas que trabajan en los entornos agrícolas y para la región.