Lo que prometí sobre el litio
Carlos MONCADA OCHOA
Miércoles 19 de Octubre de 2022

En mi columna de ayer me referí a cuánta importancia tiene que los sonorenses tengamos conocimiento de las políticas aplicables a la que podríamos llamar, sin exageración, la época del litio, Y dije que buscaría un texto que nos enseñara más del tema que lo poco e incompleto que nos da nuestra prensa.

Bueno, el libro que ya está en circulación, y que usted puede obtener por 250 pesos (la publicidad que le hago es desinteresada), se llama “El litio y su dimensión geopolítica. Implicaciones para México y el triángulo sudamericano: Bolivia, Argentina, Chile”.

Aunque apenas comienzo a hojearlo (y a ojearlo), les comparto que consta de colaboraciones de cinco expertos coordinados por el doctor Alfredo Jalife-Rahme, que también aporta sus análisis. Aunque este hombre nunca me ha parecido simpático, su currículo científico es impresionante y constituye una garantía de que no nos defraudará si lo tomamos como guía en la materia. Ha tenido intervenciones destacadas en los medios de comunicación y es posible que usted, lector, lo conozca.

Uno de los capítulos de la obra se titula “Litio en Sonora”, firmado por Martha Lizzeth Cruz Garza, María del Carmen Guevara Espinoza y Netzahualcóyotl Soot López. Este último es geólogo por nuestra Universidad de Sonora. Yo comenzaré a leer el libro, lo leen ustedes y luego cambiamos impresiones. ¿De acuerdo?

 

¿QUÉ PASA? ¡ME ESTÁN DEJANDO SOLO!

Algo trae Dios con los artistas que desde diferentes ramos me acompañaron en la aventura de hacer trabajo cultural en Sonora. Se los está llevando uno a uno sin dar señales de que hará una pausa.

Ahora el viajero sideral es Mario Gaviña, que brilló como director del grupo Mazochoquim (Venado de las Estrellas) que comenzó a funcionar en 1970. Cuando pasó a formar parte del programa de la Casa de la Cultura ya Mario, graduado en la Escuela Nacional de Danza, había labrado un sólido prestigio.

Mazochoquim fue a bailar, con notable éxito, a Vancouver, Canadá y Trento, Italia, la cuna del padre Kino, con la que mantuvimos un largo y fructífero intercambio artístico. En 1988 Mario Gaviña publicó su libro “La danza mexicana”.

En 1993, cuando yo era director general del Instituto Sonorense de Cultura, diseñó y llevó a la práctica el programa “México baila en Sonora”, que constó de dos etapas; en la primera, bailaron en el Auditorio Cívico del Estado grupos locales, así como de Navojoa y San Luis Río Colorado. En la etapa nacional participaron, aparte de Mazochoquim, grupos de Chihuahua y Sinaloa.

La vocación de Mario Gaviña siguió desarrollándose en la escuela que fundó, en la que formó a centenares de bailarines. Cuando se investigue cómo se ha conservado la tradición de la danza folclórica sonorense, y en general, la de México, será obligado reconocer su legado. Fue un gusto haberlo conocido y tratado. Condolencias para sus familiares, de modo especial, para Marcelo.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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