A medida que avanzo en la lectura, o más bien, en el estudio del libro “El litio y su dimensión geopolítica”, más me asombra y me atemoriza el papel que este metal tendrá en la asignación del máximo poder en el mundo a China o a los Estados Unidos.
Los yacimientos más importantes se encuentran en la región andina: Chile, Argentina, Bolivia y Brasil, por lo que toca a Sudamérica; en Australia y en Sonora, como región más próxima a los Estados Unidos ha desencadenado ya intensas (y mañosas) actividades diplomáticas. En grueso, la gente sabe que el litio se utiliza en la fabricación de baterías. Pero éstas no son el objetivo principal de China y los gringos, sino el mercado de los automóviles eléctrícos que podrá eliminar a las gigantescas fábricas norteamericanas, que construyeron su imperio fincadas en los motores de gasolina.
Nosotros no poseemos la tecnología para fabricar ese tipo de autos, por ello, hemos de tener conciencia de que la riqueza que podremos atraer es por la venta de la materia prima. La historia y la geografía nos tienen encerrados en la función de proveedores. En su momento andaremos locos por comprar un auto con la energía eléctrica provista por el litio.
Pero aún en esa tesitura, el sitio de nuestra Patria entre las naciones altamente industrializadas será envidiado y competido por muchos. Viviremos una situación de riesgo. Ahora se sabe que los Estados Unidos urdieron el golpe de estado contra Evo Morales, que parecía tan firme en la Presidencia. La invasión de Afganistán tuvo móviles semejantes.
El presidente López Obrador, que está por arribar una vez más, ahora con un testigo de alta calidad de a Casa Blanca que dará fe de nuestra riqueza, comienza a apostar fuerte en la ruleta internacional del litio. Correrá riesgos. Ni los chinos ni los gringos son rivales nobles. Así como en el box asestan golpes bajos y pican los ojos, ellos añaden la violencia y el asesinato.
Seguiré con otras consideraciones de acuerdo con los acontecimientos, siempre con la guía del libro citado.
EL TURNO DE MI COLONIA
La señora Célida no sé qué, ex presidenta municipal de Hermosillo, mandó bachear la calle Colegio Militar tres veces, y ni así quedó bien. El alcalde actual la encontró en estado deplorable, y esta semana mandó remendarla por primera vez por lo que toca a su trienio.
Si con esta vez, inclusive si se ve en la necesidad de bachearla en una segunda ocasión, la calle aguanta, le habrá ganado a su antecesora. La calle es muy importante para nosotros porque da acceso a la Colonia Loma Linda, donde vivimos. Si ellos entraron votando la gente por ellos, no es para nosotros nada grato entrar y salir de la colonia BOTANDO.
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