La gran aventura anual: la Feria del Libro
Carlos MONCADA OCHOA
Miércoles 9 de Noviembre de 2022

¿Cuánto falta para que comience la Feria del Libro en Hermosillo? ¡Es cuestión de Horas! ¡Mañana! Esta Feria constituye una aventura anual. Encuentra uno tesoros inesperados, libros que se había resignado a no hallar en las librerías establecidas y libros que no había pensado adquirir pero que nos enamoran por la portada o por el precio bajo.

Aquí se ha celebrado la Feria en la Plaza Zaragoza, en el espacio que separa el Parque Madero del Parque Infantil, en la Casa de la Cultura (donde estará también ahora), en el llano que rodea a nuestro “mall”, donde solía instalarse una enorme tienda de lona. El año pasado estuvo en la Plaza Alonso Vidal.

La Universidad de Sonora organizó feria del libro en el antiguo Gimnasio, esquina de Colosio y Rosales, donde ahora está el Centro de las Artes; en la explanada de la Biblioteca y Museo y en el interior del campus, bajo una gran carpa.

En varios municipios se animaron a realizar ferias, como la del Instituto Tecnológico de Sonora en Cajeme, y la feria internacional que trajo el Instituto Politécnico Nacional a Ciudad Obregón en 2014. Un año antes, en 2013, Álamos había celebrado con éxito su propio evento. Y han seguido Empalme, San Luis Río Colorado, Caborca, y no me extrañaría que se me pasaran algunos.

Recuerdo con nostalgia las dos ferias de la Ciudad de México a las que solía asistir: la del Palacio de Minería, en la que al menos una vez tuvo un pabellón Sonora, gracias al empeño de Silvia Laborín, y la del pasaje del Metro del Zócalo. Claro que la reina de las ferias del libro es la de Guadalajara, en las que estado tres o cuatro veces y en una de ellas, todos los días que duró. La Universidad me comisionó para reportear el acontecimiento, y una carta del rector Pedro Ortega Romero hizo el milagro: no sólo me dieron un pase para entrar gratis, sino una mochila con el logo de la Feria que, naturalmente, me traje lleno de libros a Sonora.

Es recomendable tomar esa prevención: llevar una mochila o una bolsa para las compras. No hay que actuar con prisa. El primer día se empleará en recorrer los puestos, echar un vistazo a los títulos que atrapan la atención, verificar si hay puestos donde vendan libros usados, que los habrá, y al terminar el recorrido, o a partir del segundo día, ir comprando con calma, saboreando el placer de saberse dueño de un tesoro.,

Recorrer una feria es fatigoso, pero ahí mismo habrá oportunidades de tomarse descansos sin dejar de aprovechar el tiempo pues habrá presentaciones de libros nuevos: uno del dramaturgo Roberto Corella, el 15, otro mío el 16 (no es propaganda, los menciono como ejemplos). Es aconsejable que desde el primer día, en cuanto conozca usted el programa, marque las presentaciones a las que le interesa asistir, para que no se le pasen entre tanto movimiento.

La Feria de Libro, que organiza el Instituto Sonorense de Cultura, permanecerá hasta el 21 de este mes, de modo que hay tiempo para escoger, preguntar a cada encargado de puesto, oír música, cotorrear con los conocidos, y posteriormente presumir con familiares y amistades de sus nuevos libros. Habrá terminado la aventura de comprar y comenzará la otra, la aventura, la que se le graba a uno para toda la vida: la gran aventura de leer.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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