La vida es buena con el secretario de Gobierno Álvaro Bracamonte Sierra, coautor del libro “Los aguiluchos”, obra malita con numerosos errores en la que, con otros tres compañeros, repasa las amarguras que vivieron en 1967 al ‘paralizar casi dos meses la Universidad; ahora la vida le pone en las manos la posibilidad de retroceder a los viejos tiempos.
El funcionario informó que se ha preparado un proyecto de ley para desaparecer a la Junta Universitaria, eliminación solicitada por los dirigentes sindicales, y sustituirla con un nuevo órgano, el Colegio Universitario. Se quedan con las ganas de llamarle Consejo Universitario, para que no se diga con vuelven a lo de antes, pero es precisamente lo que están en vías de lograr.
Es alarmante que el tal Colegio Universitario vaya a formarse con 120 representantes de profesores y estudiantes. Si el Consejo tenía 44 miembros (con pequeñas fluctuaciones) y la regaba con frecuencia, ¿qué se podrá esperar de una reunión de 120 universitarios entusiasmados con su triunfo, esto es, haber echado del campus a la Junta?
Ya he señalado aquí, más de una vez, que lo que está en juego es la facultad de elegir al Rector, facultad que asumiría el Colegio Universitario. Querrán también, desde luego, reglamentar la nueva normatividad y para eso, para reglamentar, no será necesario que el Colegio pida la autorización de fuera. Ahí partirán otras tajadas del pastel.
La Ley 4 cumplirá el 26 de este mes, 31 años de estar en vigor. Para desprestigiarla, los líderes sindicales insisten en llamarla “ley Beltrones” por haberla promulgado en su sexenio, con la intención de ligarla a un político priista, como si éste todavía se paseara por las calles de Hermosillo. Y ocultan los logros positivos obtenidos bajo esa legislación. Por ejemplo, la reducción de las huelgas y su duración a menudo brutal y atentatoria de la Educación (92 días en 1976, 50 días en 1993, 57 días en 2009). Con el primer rector elegido por la Junta Universitaria, Jorge Luis Ibarra, no hubo una sola huelga. Y el organismo llevó al cabo 8 procesos de elección sin problemas y en forma democrática.
Dada la buena relación de los líderes y el subsecretario de Gobierno, puede asegurarse ya que los cambios que comentamos aquí, se quedarán en el proyecto de Ley, y podría ser que los sindicatos pidieran añadir otros. En el Congreso no habría obstáculos para aprobar la iniciativa pues lo controlan los diputados del partido del gobernador y sus aliados. Al parecer no resta a los ciudadanos más que esperar que avance el trámite formal. Y luego, esperar las consecuencias.
AL COLEGIO DE CONTADORES, a su presidente Nicasio Ramírez y a cada uno, caballeros y damas del grupo de lectura, que la noche del miércoles me llenaron de atenciones. Hablamos de literatura y dimos cuenta de una cena deliciosa rociada con vinos tinto y blanco. Así confirma uno que vale la pena ser escritor.
carlosomoncada@gmail.com