El que le siga a Durazo será gobernador sólo por 3 años
Carlos MONCADA OCHOA
Martes 29 de Noviembre de 2022

La Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales del Congreso del Estado aprobó un dictamen favorable a la iniciativa de reforma de nuestra Carta Magna para el efecto de que dure sólo 3 años en el poder el mandatario que sea elegido en 2027. La finalidad es que a partir de 2030 coincidan las elecciones de Presidente de la República y gobernador de Sonora.

Es cierto que falta que la apruebe la Cámara en pleno, y que por tratarse de una reforma a la Constitución, requerirá votación calificada de dos tercios de los diputados presentes y la mitad más uno de los Ayuntamientos, pero la estructura de MORENA está en aptitud de llenar ambos requisitos.

Para que el debate se mantenga a la altura, se aduce que al iniciar su tarea el mandatario federal y el estatal en la misma fecha, no habrá pausas e interrupciones en los programas en marcha y se facilitarán los acuerdos en el diseño y realización de los nuevos. Me parece que la justificación esencial es política. Con elección federal intermedia ha sucedido que afloran diferencias serias entre el criterio del Presidente y del gobernador, máxime cuando éste ha picado piedra a favor de otro candidato. Al arribar simultáneamente al timón de sus respectivas naves será menos difícil entenderse.

 

¿QUÉ SON “LOS ACARREADOS?”

Estoy convencido, como viejo observador de los acontecimientos históricos públicos, que la gigantesca multitud que acompañó a AMLO en la marcha del domingo sólo tiene parangón, en la autenticidad, para no hablar del número de mexicanos, con la que acudió a apoyar al general Cárdenas al anunciar éste la expropiación del petróleo.

Con su escaso cerebro y con su mucha mala fe, los opositores a la 4T se dieron, como es su vieja práctica, a fotografiar autobuses y calificar de “acarreados” a los hombres y mujeres que dijeron ¡presente! a su líder. Pero no es acarreado el que acepta un aventón al lugar de la cita, y quizás una torta como refrigerio, aunque por lo que toca a los trabajadores más humildes, no suelen salir de casa sin que la mujer los provea del nutritivo itacate.

Acarreado es el que acepta un pago por asistir, el que lo hace por lambiscón de su jefe, político o empresario, el que se agrega a los demás por temor. Después del evento, finge que no estuvo ahí para que no lo señalen como lamesuelas. Le da vergüenza.

Al contrario, los jóvenes universitarios, los campesinos de huaraches, los profesores, los comerciantes en pequeño y no pocos comerciantes en grande, los artistas que son tan independientes, los vendedores ambulantes, las mujeres de todas las edades, se mostraron y se siguen mostrando orgullosos de haber estado ahí, sufriendo hambre y empujones, con el Presidente a la vista, cerca para muchos. ¡Qué tontería llamar “acarreados” a estos mexicanos que actuaron así con total libertad de criterio!

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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