Aunque en la convocatoria del CLS no dice que el certamen tiene como esencial finalidad salvaguardar y enriquecer nuestro idioma, con respeto a ciertas normas elementales, se da por descontado que así es, como es también el propósito de todo concurso similar en cualquier parte de la República.
¿Por qué entonces premiaron en 2021 la novela “Crepúsculo mecánico”, de Antonio Berumen, escrita en una mezcla grotesca y purulenta de caló de vagos gringos y caló de vagos mexicanos de la frontera?
Hasta los títulos de los diez capítulos de que consta están en inglés.
El argumento central es el muy manoseado del avance de las máquinas (robots y esas criaturas que la tecnología multiplica) que amenazan esclavizar al hombre y asumir el total dominio del mundo. Se ha popularizado el tema, aunque cada vez con menos lectores, en las revistas de monitos.
Con ese paisaje urbano de fondo se desarrollan tres historias amorosas con sucias escenas de sexo, especialmente la primera en cuya descripción se regodea el escritor. Las historias coinciden en un final de derrota y fracaso titulado “Breves historias de cómo todo se fue a la mierda”; esto es lo menos indecente que está plasmado en esas páginas.
Y también es lo de menos que se haga el recuento de las prostitutas en busca de la implantación de vaginas nuevas, los “puteros”, los asesinos y los contrabandistas de armas y de drogas que ostentan su poder en ambos lados de la frontera.
Me adelanto a señalar que esta crítica nada tiene que ver con principios religiosos o consideraciones éticas; el montón de leperadas constituye, sobre todo, un atropello al buen gusto. Ninguna persona que adquiera este libro vivirá tranquilo mientras lo tenga en casa por el temor de que en cualquier momento la esposa o los hijos se pongan a leerlo.
La editorial no informa el lugar de nacimiento o de residencia de este autor; de manera vaga indica que es “profesor universitario”.
Cuatro años atrás, Antonio Berumen ganó el Concurso con otra novela, “Noche en llamas”, que elogio y califico de “polifónica” en el Libro 7 Tomo III de “La Saga de la Cultura Sonorense” que aparecerá en 2023. Me impongo la obligación de revisar ese juicio antes de que se vaya a prensa.
NOTA APARTE. De los seis ganadores del Concurso de 2020 me falta reseñar “El lugar donde siempre llueve”, de Érika Koré Acuña, premiada en Dramaturgia y puesta en escena hace pocas semanas. La pospuse para comentarla junto con “4000 días de Oblivion”, de Juan Carlos Valdez, premiada en el mismo género en 2021.
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