No recuerdo qué reformas se proponía hacer el Senado a la Constitución y vino una comisión de legisladores a Sonora, igual que a las demás entidades federativas, a recoger opiniones. Aquí la reunión, abierta al público, fue en la Casa de la Cultura.

Un político de oposición aprovechó la oportunidad para criticar al PRI porque, dijo, sacaba adelante todas las iniciativas de ley que promovía el Presidente de la República en México en el Congreso de la Unión, y las que enviaba e gobernador al Congreso del Estado. Y lo lograba, acusó, porque mayoriteaba la votación. El licenciado Enrique Fox Romero, que estaba a mi lado, soltó una carcajada y preguntó en voz alta: ¿Y qué no sirve para mayoritear la mayoría que tenemos?”

Ahora critican a MORENA porque sacó adelante el “plan B” de la reforma electoral gracias que cuenta con la mayoría de votos (añadiendo a sus aliados) en la Cámara Alta. No veo el motivo de la queja. Actuó de acuerdo con las reglas del juego que autoriza la Ley.

Lo único que pareció raro de esta jornada legislativa fue que Ricardo Monreal, coordinador de la bancada morenista, votó en contra de la iniciativa del Presidente. Y digo que “parece” porque está claro que Monreal aspira, no lo ha ocultado, a ser candidato a la grande en 2024 y quiso pasar como independiente y ajeno a la política de AMLO para ver qué partido lo ayuda a treparse a la boleta.

Su gesto de “independencia” no impresionó a nadie. Y no hay que buscarle mucho. Pudo haber marcado su desacuerdo con cierta dignidad con una abstención. Prefirió exhibirse como traidor. Lo es.

UNAS HORAS DE GLORIA

Sólo le duró unas horas de gobernar a Puebla a nuestra coterránea Ana Lucía Hill Mayoral. Al quedar acéfalo el cargo por la muerte de Luis Miguel Barbosa, ella asió el timón porque le correspondía hacerlo, dado que era Secretaria de Gobernación (o de Gobierno, para nosotros).

Pero los diputados locales aceleraron el trámite, como era su obligación, y eligieron con rapidez al gobernador sustituto al que le espera también una breve gestión, aunque no tan breve. Tal vez las únicas ordenes que pudo dar Ana Lucía fueron las relacionadas con el funeral de quien fue su jefe. Pero lo bailado, aunque fue poco, ni quien se lo quite.

Aprovecho para insistir en que es una dama hermosa. Y a ver quién me refresca la memoria. En el años sesenta y tres o sesenta y cuatro terminaba la Prepa en la Universidad una bellísima muchacha rubia, apellidada Mayoral, que no tardó en casarse. ¿Será ella la madre de la gobernadora de unas horas?

PARA CERRAR

Los redactores de boletines al servicio del Ayuntamiento parecen dispuestos a convencernos de que así como lo inventaron Vicente (Fox) y Marthita, en Hermosillo también tenemos pareja presidencial.

carlosomoncada@gmail.com