LUNES CULTURAL: La conclusión de 12 reseñas
Carlos MONCADA OCHOA
Domingo 18 de Diciembre de 2022

En dos ocasiones prometí, mientras se publicaban las reseñas de las doce obras triunfadoras del Concurso del Libro Sonorense de 2020 y 2021, publicadas en noviembre, que al final cerraría con una conclusión que indicara cómo se encuentra, a mi juicio, la literatura actualmente en Sonora.

Quedó criticado lo que a mi juicio no alcanzó la calidad suficiente, y no negamos el aplauso a quienes nos convencieron. Pero en términos generales, lo que se puede afirmar de manera contundente es que no aparece en el horizonte un literato de singular y contundente talento; digamos, en Poesía, otro Abigael Bohórquez, o en narrativa, otro Edmundo Valadés.

Es innegable que tres o cuatro escritores jóvenes están en posición de avanzar más y brillar más. Ojalá.

La frecuencia con que ganan casi los mismos, que según lo hacen saber, trabajan en forma colectiva, haría suponer que también son los mismos los que participan y no ganan, pero no es posible saberlo con certeza porque la institución guarda en secreto los nombres de quienes no consiguen el éxito.. Se sabe, sí, que excelentes autores por razones que no expresaron, nunca han participado o lo hicieron sólo una vez.

El desaparecido Gerardo Cornejo nunca presentó obra al certamen, y tampoco lo ha hecho el poeta Juan Manz. Luis Enrique García ganó en el género de cuento al recomenzar el CLS en 1990 y aunque siguió publicando no volvió al Concurso en cuestión. Oscar Monroy no ganó en el único en que se presentó y no hizo el segundo intento.

En fin, es deseable que se amplíe el abanico de aspirantes porque una verdadera competencia moverá a mejorar a todos.

 

ADIOS, ALEJANDRO LUNA

Cuando muere un músico o un literato de renombre, mi modo de despedirlo y de agradecerle su contribución al mejoramiento del mundo, es poner sus discos o entregarme a la lectura de su obra.

Acaba de fallecer Alejandro Luna, de profesión arquitecto, aunque el esplendor de su genio brilló en las escenografías para teatro y ópera. No sé cuántas veces vendría a Sonora; recuerdo una en la época en que le faltaban detalles al Auditorio Cívico del Estado, aunque ya estaba en servicio, y se avanzaba con paso de tortuga

en el proyecto del Teatro de la Ciudad. Él aconsejó que se diera prioridad a la terminación del primero. Lógico.

Me regaló el libro “Escenografía” en el que brillantes dramaturgos hablan de su magia escenográfica, con fotos de su infancia y de manera sintetizada, el recuento de su desarrollo en el Arte La parte medular, que es un gozo mirar, revisar, repasar, son los trazos de múltiples proyectos y los hermosos resultados, en fotografías estupendas. ¡Adiós, Alejandro, gracias por el tesoro de tu vida!

carlosomoncada@gmall.com

 
 

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