La (re)captura que ofuscó a los críticos
Sergio Anaya
Martes 10 de Enero de 2023

Las furibundas críticas contra el gobierno federal por la captura e inmediata liberación de Ovidio Guzmán el 17 de octubre de 2019, regresan ahora tras la recaptura y encarcelamiento del capo.

¿Quién lo entiende? En lógica simple es difícil encontrar una explicación. En lógica política la respuesta es sencilla: Todo lo que haga AMLO está mal hecho y no se aceptan argumentos en sentido contrario.

La oposición y en general quienes detestan a AMLO por diversas razones parecen estar en shock desde el pasado jueves, no digieren un hecho favorable a la imagen presidencial y buscan puntos débiles por donde colar una crítica demoledora, suficiente para desacreditar el operativo que permitió la captura de Ovidio Guzmán.

Las “críticas demoledoras” se sustentan lo mismo en argumentos viscerales como en opiniones doctas de especialistas en temas de seguridad, derechos humanos y otras áreas del conocimiento relacionadas con el tema.

Iniciaron los medios opositores al régimen reduciendo la importancia del hecho a un "regalo" de AMLO a Biden.

El amlofóbico elemental y el analista estudioso coincidieron al señalar la respuesta del cártel de Sinaloa, con su estela de destrucción y terror, como una consecuencia de la arbitrariedad, prepotencia e incapacidad de las fuerzas de gobierno que participaron en el operativo. De lo mal planeada, pésimamente planeada, dicen, que estuvo la estrategia. Hace unos días escuchamos por la radio a una especialista en criminología definir como un rotundo fracaso el operativo, entre otros datos, por la respuesta violenta del cártel.

Estos críticos tal vez esperaban la detención de Ovidio similar a la de su padre, quien tenía una reducida escolta cuando fue sorprendido en un departamento ubicado frente a las playas de Mazatlán.

Fueron muy diferentes las circunstancias del operativo realizado el jueves en la localidad de Jesús María, una fortaleza protegida por buena cantidad de hombres leales a su jefe y dispuestos a jugarse la vida por él.

Sí, hubo personas inocentes, niños y adultos, que resultaron afectadas por la toma del poblado a cargo del Ejército y la Marina. El impacto sicológico, sobre todo en los menores, será muy difícil superarlo.  También hubo en otras ciudades y en carreteras civiles ajenos a los hechos y a quienes les quemaron sus automóviles o sufrieron algún otro daño durante los acontecimientos del jueves. 

Claro que lo ideal hubiera sido enviarle una invitación cortés a OG para que se entregara o aprehenderlo sin que sus huestes se enteraran o hicieran algo para defenderlo.

Estos escenarios son irreales, absurdos en un contexto de delincuencia organizada de tal naturaleza.

Y los daños ocasionados durante los acontecimientos del jueves son mínimos comparados con los que han ocasionado la guerra entre cárteles y la tragedia, el dolor lacerante de miles de familia cuando uno de los suyos es ejecutado o desaparecido.

O el daño permanente ocasionado a cientos de miles de personas atrapadas en la drogadicción, una pesadilla real que ha ocasionado la multiplicación de adictos deambulando como zombies en nuestras ciudades.

La captura o recaptura (para darle gusto a los pulcros del idioma) de un capo tal vez no tenga un impacto decisivo en la lucha contra la delincuencia organizada, como lo advirtió el Mayo Zambada, pero negar su valor simbólico, la objetividad del hecho en el marco de una estrategia anticrimen,  y calificar de insensible o inepto al gobierno por esta acción, refleja la mentalidad estrecha y ofuscada de los críticos furibundos. 

 
 

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