Era el sanctasanctórum, la cima de la colina primordial, morada y trono del dios, el lugar más sagrado del templo, al que sólo el faraón o el sumo sacerdote y sus ayudantes más cercanos podían entrar.
El culto de Amón se extendió más allá de Egipto, por Asia y el interior de África. Primitivamente fue un dios del aire y de su poder invisible. Identificado con otros dioses como Ra o Min, se convirtió en dios solar, de la fertilidad y la fecundidad y en el creador del mundo y todos los seres.
En su origen, Amón era el dios local de la ciudad de Tebas, pero con el tiempo se convirtió en el dios principal del panteón egipcio, asociado al dios solar Ra.
Se lo suele representar como un hombre con barba que lleva un tocado con doble penacho o, después del Reino Nuevo, como un hombre con cabeza de carnero o simplemente un carnero, que simboliza la fertilidad en su papel de Amón-Min. Su nombre significa "el oculto", "invisible", "misterioso de la forma" y, a diferencia de la mayoría de los demás dioses egipcios, se lo consideraba el Señor de Todo, que abarcaba todos los aspectos de la creación.
En el Egipto de los Faraones las deidades representaban a las fuerzas y fenómenos naturales, y la gente los apoyaban y calmaban a través de ofrendas y rituales de modo que estas fuerzas continuaran con sus funciones de acuerdo a la maat, o el orden divino.
Amón dios del aire y de la creación fue atestiguado desde el Imperio Egipcio Antiguo
durante el reinado de la XI dinastía (siglo xxi a. C.), y fue elevado a la posición de patrono de Tebas sustituyendo a Montu.
El pueblo egipcio es un pilar fundamental de la escritura humana, y una cultura agrícola cuya herencia nos contempla aún desde sus pirámides.