Los columnistas aplaudidores se equivocaron. Dieron por sentado que la aprobación del proyecto de nueva Ley Universitaria pasaría por el Congreso como si fuera un día de campo hasta la aprobación, ya que MORENA tiene el dominio de la votación. Pero el STAUS dio un paso al frente para objetar la creación del Consejo de Gobierno que para mí es el nuevo nombre de la actual Junta Universitaria.

Yo diría que no es la Junta con otra indumentaria sino una nueva versión de la Junta con una facultad especialmente cruel. Me explico. Al abrir un proceso electoral para nombrar Rector, la Junta realiza el registro de todos los candidatos que aspiren a la Rectoría (el mayor número, si no me equivoco, ha sido ocho), siempre que cubran todos los requisitos, y del total escoge para la final a los candidatos más destacados sin limitación de número.

Pero el Consejo de Gobierno escogerá sólo tres para enviar la propuesta en terno del Colegio Universitario, y les dará cuello a los restantes. Y , como bien saben los políticos, hay mañas para formar las ternas de modo que se destaque el candidato que el poder público quiere en el cargo; así, escogen a dos candidatos mediocres y un tercero muy distinguido y los votos automáticamente van a manos de éste

Me estoy adelantando mucho, pero con los antecedentes de lucha de los académicos, a nadie extrañará que cuando se inicie la discusión del proyecto en la sala de plenos, haya público bullanguero cuestionando a voz en cuello los artículos del texto que no les parecen. Mejor esperaremos los acontecimientos.

LA PRIMERA JUNTA UNIVERSITARIA

El proyecto de Ley ha servido para que quienes eran entonces gallardos alumnos jóvenes y hoy son viejitos profesionistas, se pongan a recordar hechos y anécdotas de la batalla de 1991.

Ayer, un buen amigo me retó a que me acordara de quiénes formaron la primera Junta Universitaria con la promesa “generosa” de que pagaría el café. Mucho esfuerzo de memoria para tan modesta recompensa Solo me acordé de los ex rectores Moisés Canale Rodríguez y Federico Sotelo Ortiz, mi viejo amigo Gilberto Gutiérrez Quiroz, que cumplió 500 años en la cátedra, el doctor Portirio Estrada Arras, la doctora Zarina Estrada Fernández, el doctor Salvador Ortiz Pérez, el ingeniero Manuel Puebla Peralta, el licenciado José Carreño Carlón y el poeta Roberto Armendáriz. Me faltaron cinco.

El doctor Canale estuvo ahí poco tiempo, creo que no alcanzó a participar en un solo proceso electoral. Hubo una cuestión de procedimiento interno que le molestó y presentó su renuncia. Y no valieron aclaraciones ni ruegos para que la retirara.

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