El interés que ha puesto el gobernador Durazo en la aprobación del proyecto de nueva Ley Universitaria tiene como principales propósitos, según lo ha dicho él más de una vez con meridiana claridad, impedir que en la Universidad se formen grupos de poder, que se democratice la vida universitaria y que se adapte la institución a los cambios que en treinta años han modernizado a la sociedad sonorense
La enunciación de esos propósitos hacen suponer que hay actualmente grupos de poder en acción, que la vida universitaria no es democrática y que los avances de la Ciencia y la Tecnología han dejado atrás a nuestra Alma Mater. No estoy de acuerdo, pero ése no es el tema de esta columna.
Y no me refiero a ninguno de esos propósitos sino a la posible existencia de otro, de carácter político.
Dentro de seis meses se abrirá el proceso electoral encaminado a organizar las elecciones de 2024 para elegir diputados federales y locales y alcaldes y regidores en los municipios. Mientras sigue adelante la tramitología legislativa para analizar, tal vez modificar, y en su caso aprobar la iniciativa, el lapso de un semestre se acortará y los intereses políticos aflorarán
La gente da por descontado que los partidos minoritarios se encuentran en la lona. Pero las condiciones políticas que reinan en los municipios son distintas en todos ellos, y es posible que esos partidos puedan ganar en uno de allá, en otro de acullá, tal vez en dos distritos. Además, los candidatos que se perfilan en MORENA no hay muchos que permitan exclamar: ¡qué bruto, qué candidatazos!
La elección podría constituirse en una prueba para el gobernador, y es lógico que busque sacar avante su iniciativa para atraer votos de maestros, trabajadores y estudiantes universitario. Pero a juzgar por los resultados que se han visto en el Parlamento Abierto, para asegurar esos apoyos el proyecto tendrá que modificarse en aspectos que harán que el viejo Consejo Universitario, ahora con el nombre de Colegio Universitario, recobre el poder omnímodo que mantuvo en la Casa de Estudios hasta antes de que lo arrollara la Ley 4, la Ley Beltrones.
El gobernador y su gente tendrá que optar entre sacar adelante la Iniciativa tal como fue presentada al Congreso, lo que le acarreará pocas simpatías, o acceder a la supresión del Consejo de Gobierno y poner a la Universidad en riesgo de retroceder al desorden que vivía antes de la Ley 4.
¿PARA CUANDO EL SIMPOSIO DE LA UNI?
Tal vez debido a esta incurable inclinación a las especulaciones políticas, en algún momento me distraje y el Simposio de Historia y Antropología, que data de los tiempos del gobernador Alejandro Carrillo Marcor, cambió su calendario tradicional y no me di cuenta.
Se realizaba en febrero, previo lanzamiento de convocatoria. Si alguien sabe para cuándo lo pusieron, me informa, por favor
carlosomoncada@gmal.com