Dra. Mariza Cortez Moya. In memoriam
Raúl Héctor Campa García
Viernes 17 de Febrero de 2023

Muchos años atrás, en los inicios de las Residencias formales de la especialidades, la de pediatría era de 2 años; posteriormente de 3 y actualmente son de 4 años. La fundación del Hospital Infantil de México, en 1943, contribuyó, como otros centros hospitalarios, a la formación de muchos pediatras del país y del extranjero. Después se construyeron otros grandes Institutos de esta Residencias y de otras especialidades (IMSS, INP, INPER en la Cd. de México y con el tiempo en otros Estados de la República Mexicana). Una extensa Historia que contar, quizás, en otro momento.

Precisamente en el mes de febrero, pero de 1982, quien esto escribe, era R1 (Residente de primer año de pediatría), me asignaron guardia ese mismo día que me presenté en el hospital. No conocía, obvio, a la mayoría de mis compañeros, tanto de primer año como los de años superiores (R2 y R3); en ese entonces la Residencia era de tres años. El primer servicio que nos tocó fue el Servicio de Infectología, uno de los más pesados por la cantidad de niños hospitalizados con enfermedades infecto-contagiosas, al igual que el de Terapia Intensiva quirúrquica, Medicina Interna, por no decir que todos. Como R1, nuestros jefes superiores por jerarquía de “erres”, era los R2 y por supuesto los tres R3 de cada servicio y los que nos tocaban en cada guardia, que comprendía los turnos vespertinos y nocturnos. Un compañero R3 fungía como jefe en cada guardia. En ese mes y en ese año, hace 41 años conocí a Mariza y a Carlos. Desde entonces nos unió el afecto y cariño familiar.

Mariza Cortez y Carlos Julián Montiel eran parte de mis recordados R3: “El Figus, El Güero Fontes, Tripas, Tibiri Tabara, Sánchez, Neto Millán, Molina, Campa Joven (para diferenciarlo del Campa Viejo R1… yo), El Indio Montiel y Mariza. De esta generación de entonces R1S (1980-83), también recordamos a los que terminaron el R1 y escogieron una especialidad relacionada con la pediatría: Panchito Díaz Gastelum (anestesiólogo), al Tata QDEP Rogelio Andrade (traumatología y ortopedia) y Nacho Otero QDEP (Cirujano).

La forma de relacionarse o interactuar es distinta en cada Residentes, característica que se moldea con la enseñanza adquirida en cada año, de los tres que dura la especialidad. Por supuesto, los más vulnerables a la estricta jerarquía establecida en el Hospital Infantil del Estado de Sonora son (o éramos) los R1, en base a los conocimientos y la experiencia que se adquiere por la enseñanza de nuestros entrañables maestros, que gracias a ellos, a los R2 y R3, fuimos “abrevando” en esa cadena educativa; en cada sesión departamental, sesiones generales, pases de visitas con los maestros y la escoleteada que nos daban los R3 y R2 y con los mejores maestros que mucho nos enseñan y nos siguen enseñando con sus enfermedades, nuestros pequeños pacientitos alrededor de su camita, cuna e incubadora (como bien ha señalado nuestro colega y maestro Dr. Guillermo Gutiérrez Calleros radicado en Arizona) contribuyeron en nuestra formación como pediatras. La manera adusta y estricta de unos, contrastaba con la sencilla compresión y amabilidad de otros, se va asimilando la enseñanza (“en ocasiones por rebosamiento”); nuestra querida y entrañable Mariza, así se formó y también contribuyó en ese eslabón educativo ¡Cómo no recordarla!

Mariza, aquella delgadita, esbelta muchachita de ojos verdes de dulce y pausada voz, era nuestra bella R3, entre tanta “bestia” (con todo respeto, para los masculinos Residentes), de su generación (R3): ella fue “La Bella y sus bestias”. Siempre amable y dispuesta apoyar a “los pobres” R1 en las guardias que coincidíamos. Creo que nos veía como la canción de Oscar Athie: “Flacos, ojerosos, cansados y sin ilusiones”. Si, si teníamos ilusiones de ser pediatras y nos logramos. Gracias a las enseñanzas de todos; maestros, R3, R2, y nuestros mismos compañeros de generación (1982-1985) y por supuestos cada pacientito que nos tocaba atender.

Mariza y Carlos después de terminar pediatría cursaron la subespecialidad (mejor dicho súper especialidad) en alergología pediátrica, en el Instituto Nacional de Pediatría (INP), en la CdMex, arribando a Ciudad Obregón, poco tiempo después. Nos dio un gusto verlos,} casados y con hijos.Fuimos compañeros de la planta de médicos del Hospital de Especialidades No 1 del IMSS, Obregón. Ella adscrita a la consulta de alergología y él, pediatra del turno nocturno, donde fuimos por cierto tiempo compañeros de guardia, después Montiel, al igual que uno, ocupamos cargos directivos, hasta jubilarnos. Mariza ejerció la alergología en forma privada con mucho éxito, por su preparación académica (al igual que Carlos), que sigue ejerciendo en forma privada su subespecialidad.

Coincidíamos gratamente en la sesiones del Colegio de Pediatras (antes Sección) de Ciudad Obregón, hasta que por cuestiones de Salud de mi esposa y después ella, también por su salud, estas reuniones se volvieron intermitente. Era un gusto verla con su optimismo por la vida, nunca perdió su tranquilidad, su amabilidad, su dulce, agradable, apaciguada voz y su belleza; no solo externa, sino interior. Por cierto cuando más joven, un compañero pediatra comparaba su carita, con la cantante del dueto The Carpenters (Karen QDEP))… No hay comparación Mariza era, ES, más bella.

(En ese tiempo de Residencia o poco antes, empezada el flirteo del noviazgo –creo- y después Marisa y Carlos se unieron en matrimonio, hasta que lamentablemente el infranqueable y momentáneo final terrenal de Mariza llegó, con la esperanza de volver a estar juntos en la eternidad pacífica de la profecía cristiana, no la paz del sepulcro, sino en la eterna paz de sus almas, en el reino de Dios).

Ayer, 16 de febrero de 2023, Mariza, Marisita (cómo la nombraba el Dr. Anselmo Machado), partió de este mundo terrenal, pero siempre a través de su recuerdo, todos los pediatras que de alguna manera coincidimos en esta hermosa especialidad, en el ejercicio de la misma y en las actividades colegiadas, al igual que su familia, pacientes y amistades, vivirá por siempre en nuestra memoria.

DEP querida amiga, compañera pediatra. Dra. Mariza Cortez Moya.

Tu amigo para siempre.

Dr. Raúl Héctor Campa García.

 
 

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