Fue una gran fiesta. El dirigente estatal de la CTM Javier Villarreal movió sus influencias Dios sabe ante qué instancias y logró que reinara un espléndido sol mientras duró el evento. En sitio de honor de las instalaciones de esa central se agregó un expresivo busto de Jacinto López Moreno, su primer secretario general, a otros dos de los dirigentes Norberto Ortega Hinojosa y Francisco Bojórquez Mungaray, que estuvo presente.

Fue el homenaje a un hombre excepcional que dedicó 45 años de su vida a buscar la justicia social para los trabajadores. Presidió el gobernador Alfonso Durazo, que por tercera vez en lo que lleva su gobierno convivió con los cetemistas. A su lado, aparte del anfitrión y de Pancho Bojórquez, el secretario general sustituto del comité nacional Fernando Salgado, el diputado Valentín González Bautista, dirigente nacional de la Unión General de Obreros y Campesinos, organización fundada por Jacinto; la regidora Alma Estrada.

Hay escuelas con el nombre de Jacinto, para comenzar, en el Estado de México; llevan su nombre ejidos, centros de población, se le reconoce su dimensión nacional y las acciones agrarias que extendió a Sinaloa y Nayarit y otras regiones del país, pero los sonorenses, dijo Javier Villarreal, sentimos que no ha sido suficiente la difusión de su enorme obra. Y describió cómo fue conquistando objetivos en su tierra, Banámichi, desde la adolescencia, en Cananea, en Hermosillo, y cómo era desterrado cuando los intereses de los caciques peligraban, inclusive encarcelado. Y jamás cedió en sus convicciones.

El diputado Valentín González pidió al gobernador Durazo que con apoyo en sus facultades constitucionales promueva ante el Poder Legislativo que el nombre de Jacinto quede plasmado con letras de oro en los muros de la sala de plenos del Congreso.

Por su parte, el mandatario reiteró aspectos fundamentales en la lucha del hombre recordado, su desempeño como diputado federal, sus dos candidaturas a gobernador del Estado, su honradez absoluta. Repartió y restituyó miles de parcelas y él no se quedó con una sola. Rememoró el jefe del Ejecutivo una página de infancia, cuando su padre, gracias a la justicia que Jacinto sembraba en el campo dio el fruto de un título para legalizar el pequeño rancho de la familia, en Bavispe.

El licenciado Durazo agradeció a las agrupaciones cetemistas ---vinieron al homenaje dirigentes y ex dirigentes de todas las federaciones--- que ayuden a mantener la estabilidad, condición indispensable para mantener el flujo de inversiones. Puso el ejemplo de China, en cuya estabilidad confían los gobiernos y empresarios de todo el mundo, al margen de las ideologías. Subrayó que no hay que cejar en la lucha por mejorar las condiciones de trabajo, pero hacerlo de preferencia en la mesa de negociaciones.

Al concluir el programa, apareció el mariachi. Las despedidas de los asistentes iban acompañadas de recuerdos: cuando el presidente López Mateos, en cuanto tomó posesión ordenó que pusieran en libertad a Jacinto, encarcelado por el gobernador Obregón (y con él, Teclo Moreno, que se complace en recordar a su jefe y amigo); cuando surgieron “los pepinos”, cuando el candidato Jacinto ´López creó un gobierno paralelo al de Ignacio Soto. Varias docenas de vehículos emprendían la marcha. Nos despedimos de Javier Villarreal y lo felicitamos por el hermoso evento. Y como si fuera una casualidad, comenzó a nublarse

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