Las marchas de la venganza
Raúl Héctor Campa García
Lunes 20 de Marzo de 2023

“Una y una, como… dice el dicho”. Y… ambos marcharon.

A ver quién es el que la tiene más grande. …la marcha. Serrat. Algo personal.

 

La polarización social provocada por nuestros “ilustres” políticos, ha existido desde siempre, y en las manifestaciones de sus adeptos o las contrarias, los que llevan “mano” o van en “caballo de hacienda”, son los del gobierno en turno. Cuentan con recursos económicos (del erario público, claro), con la indignante coerción y dadivas; que desgraciadamente es una práctica común en países donde no se cuenta con una mejor ciudadanía, responsable. Existe apatía para participar y otros que se venden con el mejor postor. Estos últimos se pueden ver en todas las marchas, ya sea para que les den una torta o un refresco, dinero u otro pasajero “beneficio”. Los políticos se aprovechan de las necesidades de las personas. Pero “no tiene la culpa el necesitado, sino quien lo hace compadre” … (se dice de otra manera, pero puede caer uno en la genofobia).

Si alguien es experto en marchas o manifestaciones, es el presidente López Obrador, “tanto tiempo en el negocio y que no se sepa mover”, sería una aberración. De esto hay constancia a través del tiempo que tiene en el arte de “la comedia grilleril”. Desde su juventud PRIista, donde fue entrenado por “buenos maestros”, como el ex gobernador de Tabasco Leandro Rovirosa Wade, 1977-82, a petición del poeta Carlos Pellicer, para que lo recomendara con Ignacio Ovalle, su primer jefe y maestro, director del INI –Inst. Nal. Indigenista 1977- (con el aprendió del PRIismo, ni modo qué no; este dinosaurio involucrado en el actual fraude de SEGALMEX). No lo dudo, aunque no me consta, AMLO pudo ser o fue condiscípulos de Beltrones y Dante en las enseñanzas de los grandes maestros de la tenebra PRIista (aunque con “diferente vaquero”, en el mismo corral) (léase, tenebra: cochupos en lo oscurito de la grilla); en su largo recorrido por la UNAM, bastante de la grilla se le pegó.

Lo más admirable del presidente, es su persistente propósito de llegar a la presidencia y lo logró y bien, con su trillado lema, “es de sabio cambiar de camisón” … perdón de opinión. Ha sido un experto en organizar movilizaciones, de eso no hay duda, que ha capitalizado muy bien, para lograr sus objetivos, con la soflama de uno de sus grandes compromisos, por cierto, fallidos: el combate a la corrupción. Tema que se les ha dificultado a todos los presidentes, “como dicen en mi pueblo -diría Calderón- haiga sido como haiga sido”. “No se ha podido con esa indiada corrupta”, diría un morenazo amigo (con disculpa a las etnias honestas).

La esencia de AMLO, es no perdonar el disentir; como que otras marchas sean más grandes o más exitosas de las que él y sus aliados organizan. Esto lo toma muy a “pecho” y con un resentimiento vengativo. Así lo ha sentido parte de la ciudadanía (polarizada), con las últimas cuatro grandes marchas o concentraciones.

La marcha que hubo en diferentes partes del país, en defensa de la democracia y su órgano coordinador (INE) el 13 noviembre del 2022, con gran afluencia, principalmente en la Ciudad de México, pero sin llegar a la Plaza de la Constitución. El gobierno de AMLO, responde con una concentración en el Zócalo a fines del noviembre, con gran afluencia de gente transportada de todos los Estados de la República. La segunda Marcha Ciudadana por la Democracia y en Defensa del Instituto Nacional Electoral realizada el pasado 26 de marzo de este año, también con gran afluencia llenando el Zócalo y calles aledañas. A esta también respondió el gobierno de López Obrador, el pasado 18 de marzo, bajo “el camuflaje” del 85 aniversario conmemorativo de la Expropiación Petrolera (18 de marzo 1938). Los de MoReNa no llaman al acarreo, acarreo: “son facilitadores” de la transportación, hospedaje y alimentación de la concurrencia arreada de 32 Estados y de la Ciudad de México.

Por cierto, muy lucido evento político y conmemorativo, con buen sonido para quien quiso escucharlo (echándose una torta y refresco o quemando una imagen de cartón de la ministra Piña). En la marcha no faltó el toque polarizante agresivo. EL discurso del presidente fue un repaso de la historia del cardenismo y su ideología; discurso repleto de citas del General Cárdenas, que, sin duda López Obrador las ha hecho suyas, base de su proyecto de nación; algunos ejemplos: “Su proyecto social, reformista, incluyente (menos los que disienten con él… cita quien esto escribe), nacionalista y antiimperialista. […]He podido conocer el verdadero fondo moral de muchos servidores públicos al observar en sus semblantes el disgusto que le causa la demanda de auxilio o de justicia de las gentes pobres […] Cárdenas de no se andaba con medias tintas […]*. Cita ésta última, que la pronuncia frecuentemente AMLO con: o están con la transformación nacional (4T) o están en nuestra contra. (Ver todas las citas completas Fuente*: Oikión-Solano Verónica). El Circulo de poder del presidente Cárdenas. Rev. Scielo. Intersticios sociales no.3 Zapopan mar 2012. Colegio de Michoacán, Mex.). Es una de las evidencias, donde ha tomado su plan de gobernar.

Comentó el impulso que Cárdenas le dio al sindicalismo para la reivindicación de la luchas sociales y labores. Pero no dijo nada de la entronización de los líderes sindicales casi vitalicios anteriores y actuales y sus corruptelas (Teléfonos de México, Hernández, PEMEX, Carlos Deschamps (huachicolero de cuello blanco) Minas, Napito Gómez Urrutia, y otros que se han puesto de tapetes sexenales, como el Sindicato del IMSS y otros. El corporativismo mercenario, al igual que el presidencialismo no se han ido. A la concentración en el Zócalo asistió bastante gente, algunos tránsfugas de otros partidos, o como bien los llamo el ex gobernador de triste memoria Gonzalo N. Santos, a los saltimbanquis “callista” “cardeneros”, para diferenciarlos de los verdaderos cardenistas*. A la plaza de la Constitución asistieron “lopezobrederos (N.P.)” y Amloveros.

En cuanto a la inseguridad, hizo mención que durante porfiriato: “México vivió en la Paz de los sepulcros”. No dijo “que la paz de los sepulcros no existe en México, con tantas masacres, asesinatos y desaparecidos”. Estos muertos no han encontrado ni esa paz porfiriana. Las angustiadas madres buscadoras lo atestiguarían.

Entre otras cosas, expresó que no hay inflación, mientras las tortillas suben de 12 pesos a 28 o 30 pesos, que la paridad del dólar está a la baja, como si no influyera la situación global, y agradece las remesas de los trabajadores mexicanos, como si emigran a otros países a trabajar de jornaleros u obreros, fuese un “logro” de los gobiernos. Se van porque no encuentran como mejorar en el México.

Dijo que la política no solo es racional, que necesita mística, suerte, emotividad, casi religiosa. Bien expresa el escritor, Dr. Daniel López Rosetti, en su libro: “No somos seres racionales, sino seres emocionales que razonan […] las presidencias se ganan en el campo de las emociones y no en el de las razones”.

Tal vez el presidente cree que su proyecto de nación será la última revolución, tal como lo dijo Porfirio Díaz, en el triunfo de Tuxtepec, cuando solo era un modesto soldado de la patria (antes de convertirse en dictador): “Que ningún ciudadano se imponga y perpetue en el ejercicio del poder y esta será la última revolución”. Llegan al poder y sueñan en el continuismo, TODOS, no ha habido excepciones. Agregaría: que ningún Partido, ni ningún político se perpetue en el poder.

Por cierto, el presidente ¿sólo subió al templete, en el evento conmemorativo, a sus tres “corcholatas favoritas”, para qué alguna de ellas continue su plan trasformador nacional?, y ¿dónde quedó la corcholata incómoda?

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