¿Dónde está el flechador que hizo estallar la pólvora en Caborca?
Carlos MONCADA OCHOA
Miércoles 22 de Marzo de 2023

La Historia nos mantuvo en el error durante un siglo y medio. Pero la Realidad se ha encargado de desmentirla. El filibustero Henry Crabb y sus bandidos no perdieron la guerra en Caborca. Tardaron mucho, mucho, mucho tiempo en lograrlo, pero al fin lo consiguieron. Caborca es suya.

En aquel tiempo los heroicos caborquenses fueron sitiados en el templo y creyeron que habían perdido la libertad aunque nunca apagaron la llama de una esperanza. Los agresores de hoy los mantienen encerrados en sus casas y les han hecho apagar la mínima luz de esperanza,

Hay similitudes entre los sucesos del pasado y los sucesos del sangriento presente. ¿De dónde traían las armas Crabb y su gentuza? De los Estados Unidos, que comenzaba a desarrollar el negocio productivo de promover los asesinatos. ¿De dónde traen las armas hoy los sedientos de droga y de sangre? Cualquier niño sabe la respuesta. Por algo acercaron al templo una enorme cantidad de pólvora. El asalto final estaba próximo.

Hubo fiesta en Caborca cada 6 de abril durante un siglo y medio porque todos creímos que en verdad había habido una victoria. Mi amigo Juan Antonio Ruibal (DEP) escribió un libro en tono épico, y en agradecimiento los caborquenses le pusieron su nombre a una calle. No sería extraño que los nuevos filibusteros se lo borraran para ponerle Henry A. Crabb. Lo escribirían con sangre.

Y la carcajada que lanzaría entonces el espíritu del invasor, desde el infierno, sería la señal de que la Historia ha sido corregida.

¡Cuánto anhela uno el regreso del flechador para que haga estallar la pólvora y que la explosión destroce y mutile a los invasores de hoy. Y quedaría el recurso de aplicar a los sobrevivientes la pena que se aplicó a Crabb y sus aventureros: el paredón de fusilamiento. Si bien está prohibida la pena de muerte, con gusto lo discutiríamos después.

 

¿DÓNDE DUERMEN, DÓNDE VIVEN?

Si bien los delincuentes se mueven en autos nuevos y veloces, el gobierno puede ordenar el cierre de carreteras y caminos que dan acceso a Caborca para detenerlos. Si no lo hacen así, quiere decir que cuando menos se refugian en la misma ciudad. ¿Dónde?

¿No advierten los vecinos que hay individuos sospechosos por su vestimenta, los carros que manejan, la forma de caminar, los gestos retadores? ¿Temen reportarloso están resignados a que un milagro los salve de la muerte, igual que a sus hijos y demás familiares?

Perdón por las preguntas que se hace cada ciudadano. No le han enseñado a vivir en el terror.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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