La frase que sirve de título a esta columna es una verdad irrefutable: no muere uno cuando estira la para y emite el último suspiro sino cuando los demás lo han olvidado y actúan como si uno estuviera muerto
Tengo dos amigos menores que yo, antiguos compañeros de trabajo, de quienes esperaba cada Navidad o Año Nuevo que me llamaran por teléfono desde donde viven (cada uno en población distinta, para felicitarme. Estas fiestas que pasaron no me hablaron ni me enviaron un breve mensaje. Suponen que ya me morí.
Mi proyecto de obsequiar la discoteca que he formado a lo largo de 60 años a los alamenses –centenares de discos y de música clásica, óperas, conciertos—, así como libros de compositores, les valió gorro a quienes podrían recibir el obsequio y ponerlo a disposición del público. Me habría encantado que formara un todo con el FAOT. Pero ¿quién le hace caso a un muerto? Pronto publicaré una “Carta abierta a los alamenses” con la explicación completa
Y es posible que luego escriba una “Carta abierta a los cajemenses” porque tampoco ahí, mi tierra natal, quieren recibir la Biblioteca Cultura Sonorense REGALADA. Me creen muerto.o se asustan con cuatro mil libros.
Ahí, en Ciudad Obregón, los periodistas vieron con buenos ojos mi idea de dar un ciclo de tres conferencias sobre la historia del periodismo, los periodistas asesinados en todo el país desde el siglo antepasado y mis entrevistas con 15 gobernadores y otros bichos. En enero me notificaron que el ITSON auspiciaría al menos una conferencia, pero me cambiaron la fecha para febrero y luego para marzo Fui invitado y desinvitado y hacen bien, ¿cómo van a recibir en sus aulas a un muerto?
Pero la puntilla la recibí ayer con la desaparición de mi perro el “Quadri”. Compartía el garaje con él, como todas las tardes y una torpe mujer abrió la reja y le permitió salir a la carrera Dios sabe hacia dónde. Cuando pude treparme al carro para buscarlo no supe qué rumbo había tomado. Era el último ser vivo al que amo y que me amaba.
EL RELAJO DE LA DEMOCRACIA
Reportan de la Universidad de Sonora que algo más de mil personas, entre profesores, alumnos y trabajadores, se anotaron para competir por un cargo en los órganos que se hallan en proceso de formación para los diferentes órganos de gobierno
La perspectiva más importante la ofrece el Colegio Universitario, nueva versión del viejo Consejo Universitario y con más facultades. Naturalmente, los inseguros de sí mismos ya murmuran que hay influencias “de arriba” para escoger elementos adictos a Rectoría. Que a nadie le extrañe que esto se vuelva, en cierta medida, un relajo; si no huele a relajo no aceptarán que hay democracia.