Del quinto Parlamento Abierto de las Mujeres, la diputada Rosa Elena Trujillo derivó la necesidad de introducir una reforma porque no está tipificada, dijo, la lesión causada con el ácido que se arroja al cuerpo y al rostro de la mujer. De entrada, queda la impresión de que habría que tipificar las lesiones que se causan a librazos (si el libro que utiliza el agresor es la Enciclopedia, las lesiones que se producen con golpes de la sartén, las que se generan con el ataque a zapatazo limpio, etcetera

También suena como que el agresor puede burlar a la justicia mientras no se haya tipificado tan salvaje conducta: arrojar ácido a una mujer.

Pero, aunque usted lo dude, el ácido que una mujer arroja al cuerpo y la cara de un hombre causa las mismas terribles heridas. Se han registrado hechos lamentables que algunos recordarán, aunque yo primero renuncio al periodismo que mencionar el nombre de una mujer implicada. Y quiero olvidar el episodio de la señora que, aprovechando que la borrachera había tumbado en la cama al marido, intentó cercenarle el miembro. ¡Que horror!

Me limito a expresar el deseo de que la protección se busque tanto para la mujer como para el hombre, que también corre el riesgo de ser lesionado.

FELICIDADES, GUADALUPE TADDEI

Váyale como le vaya al Plan C (y los que pudieren seguir hasta la Z), la elección de Guadalupe Taddei Zavala como consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral garantiza que con Lorenzo Córdoba se van los procedimientos mañosos, la ambición económica y la hostilidad hacia las autoridades.

Yo reporteaba todavía en el Instituto Estatal Electoral, antes de que le cambiaran el nombre por el actual, que es larguísimo, cuando arribó a la presidencia la señora Taddei. Me parece que le tocó la agresión del hijo del dueño del Partido del Trabajo contra el abogado, después Fiscal contra los delitos electorales, que había criticado a su padre, para desquitarse. Dio el clásico descontón.

No fueron muchas las asambleas en las que la vi presidir, pero siempre la observé segura de sí misma, tranquila y ecuánime. Y nunca la acusaron de corrupción, lo que le hizo decir al Presidente AMLO: “Es una mujer honesta, no como Lorenzo Córdoba”

Se estrenará con cuatro elecciones de gobernador, una de las cuales podría generar problemas, la del Estado de México, porque hay de por medio grandes intereses y la seguridad de MORENA por un lado, y el PAN y sus aliados por otro, de que tienen asegurado el triunfo.

Después vendrá el paquete nacional que no será menos peleado, no tanto en las urnas como en los medios de comunicación, especializados en golpear. No necesita consejos pero no me da la gana guardarme uno: sea parca y medida en sus declaraciones y en las entrevistas de prensa. En este país estallan los odios por una palabra ingrata o un malentendido. ¿Para qué moverle?

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