Publicado en Infocajeme el lunes 2 de abril 2007

Los nombres completos de las personas involucradas se han omitido por razones obvias, pero los hechos fueron básicos fueron difundidos en el parte policiaco que entregaban las autoridades a los reporteros.

Cuatro ponches para Edgar

A Edgar I. le recetaron cuatro ponches. Y sin tirarle.

¿Tan malo es para batear?, se preguntará usted.

Por lo tanto es necesaria una aclaración: Los cuatro ponches se los recetaron en sus llantas, pero no en las que luce en la cintura, sino en las que puso a su automóvil Ford Topaz modelo 1990.

El culpable fue su vecino El Bony, quien sin motivo aparente clavó filoso cuchillo en las llantas del Ford.

El monto del daño es de aproximadamente mil 400 pesos, pero si le ponen llantas usadas saldrá más barato.

Detienen a chica envidiosa

Esta es la historia de dos mujeres. Lupita V. y Bety, ambas vecinas en la colonia Cortinas, cerca de donde se planta un hotdoguero chinaleño.

Lupita es bella, simpática y tiene un automóvil Ford Topaz, no muy nuevecito (modelo 1990) pero sí le alcanza para ir al trabajo, pasear y dejar que el viento le vuele el cabello, como a Jennifer López en un video.

En cambio Bety sólo tiene una cosa: mucha envidia por Lupita. La ve pasar conduciendo el Fordcito y las tripas se le revuelven.

Movida por su negativo sentimiento Bety tomó una llave “L” y le atizó duro al carrito, le quebró un cristal del lado derecho y le averió el cofre.

Eso fue lo que dijo Lupita.

Pero Bety rechazó la acusación ante el Ministerio Público que investiga el caso. De pasada dijo cada cosa de Lupita que para qué le cuento, usted ya se habrá de imaginar.

Mientras tanto Lupita fue a misa para agradecer que los golpes no se los dieron a ella.

Asalto en rojo

Mario (15) es empleado de un negocio de agua purificada ubicado en la calle Jesús García 220. Allí se encontraba el domingo, detrás del mostrador.

Cuando vio llegar a un sujeto con playera roja se puso muy contento, pensó que se trataba de un miembro del Comité del partido, de ésos que andan en buenos Pasos siempre con camiseta roja.

Cuán equivocado estaba. El tipo no era miembro de nuestra ilustre clase política sino un lépero común, de ésos que ni a regidor llegan, y además llevaba un cuchillo con el que amenazó a Mario para que le entregara 350 pesos de la venta y un anillo de oro.

Mario, que había jurado nunca dar el anillo a un hombre, no tuvo más remedio que acceder ante el arma que apuntaba hacia él. Dio el anillo y el dinero.

Después llamó a la policía pero era demasiado tarde. El asaltante había huido en una bicicletita demasiado veloz para ser alcanzada por una patrulla.