Casi diez años juntos, camarada. Cuando te trajeron a casa trepabas a una silla y cabías sentado sobre tus patas traseras. Pero creciste con rapidez, negrísimo y lustroso el pelo, con una mancha blanca en el pecho noble.
Contigo me sentía protegido. Sólo te asustaban los cohetes que los vagos arrojaban en la calle.
El saludo matutino era una salchicha arrojada al aire, en tu patio, que atrapabas de un salto y devorabas en dos masticadas. Adorabas el baño en verano, y sin que yo te lo hubiera enseñado, te alejabas un poco para sacudirte el agua con energía. En invierno el baño era de talco.
Perdona si en los últimos meses no te seguía en los juegos y travesuras. Temía que un empujón de tus patas poderosas me arrojaran al piso. ¿Cómo me levantaría sin auxilio?
Una mañana, cuando estabas pegado en la reja que da a la calle, una mujer malvada la abrió con el control y tú corriste como rayo hacia la libertad. No estaba en condiciones de perseguirte. Sólo pude admirar tu carrera elegante y veloz hacia lo desconocido. Se me rompió el corazón al saber que te perdía, aunque recordarte así: ¡hacia la libertad!, me tranquiliza.
No tardaré en copiar tu ejemplo, querido camarada.
CALMA NO TOTAL
Con el arribo de Guadalupe Taddei a la presidencia del INE y su sensata decisión de rebajarse el sueldo al límite que marca la Constitución General, el clima de guerra interior en el campo electoral ha amainado, aunque no terminado por completo.
Nunca renunciarán los viejos liberales y los más antiguos conservadores al sueño de recuperar las posiciones y los procedimientos que los enriquecieron. En fecha reciente han planteado una demanda absurda: que desaparezcan las “mañaneras”. ¿A santo de qué?
Dizque las mañaneras, murmuran, desinforman, es decir, abogan por el maquillaje de las noticias, y preferiblemente, por el ocultamiento.
Las mañaneras no sólo cumplen a plenitud la función informativa, sino que han ampliado las facultades de denuncia de los periodistas mexicanos pues ya no la ejercitan sólo en las páginas de los diarios o los noticiarios de radio y televisión, con la esperanza de que lleguen a los altos funcionarios, sino personalmente ante el Presidente de la República, El periodista conquista escenarios gracias a las mañaneras, conquistas que aún no se estudian a cabalidad.
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