¿Qué mano áspera contagiada se tendió desde la acera pletórica de personas para estrechar fugazmente la del presidente AMLO? ¿Qué señora emocionada por verlo de cerca le estornudó casi en la cara y no tuvo tiempo para ponerlo a salvo del virus con su rebozo modesto?

Como siempre se ha hecho con todos los presidentes de la República, hay médicos de planta cuidando su alimentación, su peso, su presión arterial, sus horas de sueño, su ejercicio, no por vanidad y ostentación sino porque son esenciales para la Patria cuando desempeñan sus funciones.

Pero el presidente AMLO se ahoga si en su derredor se construye una esfera de cristal que lo separe del pueblo. Se acerca a él sin temores y la consecuencia es que se encuentra contagiado de Kovid 19 por tercera ocasión durante su mandato.

Los que odian en exceso se apresuraron a difundir su diagnóstico mal intencionado: ¡un infarto!, dijeron. Ni la mínima excusa ofrecieron cuando el informe médico oficial los desmintió.

¿Cómo se conduciría en una situación similar un presidente de los de antes, de los que sólo sabían, de la democracia, la palabra? Hay un dato real que podría servir de base para fundamentar una respuesta. Hubo un gobernador interino del Estado de México, hombre experto en finanzas, que cuando salía de gira a los barrios de Toluca o a los municipios, luego de saludar a la gente que lo esperaba, se tallaba las manos con una toalla empapada de alcohol. Ese nunca hubiera padecido el Kovid. Ni la democracia.

LO QUE FALTA PARA RECUPERAR MASCOTAS

Después de los sustos y la angustia que sufrí durante la pérdida, por fortuna temporal, de mi camarada perro El Quadri, he reconocido lo mucho que en favor de nuestras mascotas ha logrado la legislación vigente. Basta para comprobarlo echar un ojo a lo que se previene en materia de sanciones a los desalmados que hacen del maltrato de las mascotas un deporte perverso.

Pero la cuestión que se halla pendiente es cómo recuperar el perro que se nos ha extraviado o que nos han robado. Acabo de sufrir la amarga experiencia de mi compañero perro, que durante una semana anduvo penando porque se fue y no podía localizarlo. Gracias a muchos amigos y amigas pude seguirle la pista, a la par que vecinos de encomiable voluntad, sin saber de dónde venia ese perro negro, de pelo lustroso y gallarda apostura, lo hacían sobrevivir con el agua y la comida que por simpatía le proporcionaban.

¿Y qué sucede con los dueños de mascotas que carecen de amigos, como en mi caso, y no saben qué hacer para recuperarlas? Yo creo que si al noble esfuerzo de los vecinos se añade el de los agentes de la autoridad se puede construir una red que permita localizar a las mascotas extraviadas, Desde luego, habrá que contar con las fotos e información necesarias aportadas por los interesados.

En lo personal, aunque por mi edad y mis maltratadas piernas no estoy para desempeñar tareas de búsqueda, estoy puesto para llevar al cabo otras funciones de auxilio en lo que sea posible, con lo que retribuiré el servicio que nos han prestado al Quadri y a mí, su camarada.

carlosomoncada@gmail.com