La salud del Presidente
Héctor Raúl Campa García
Jueves 27 de Abril de 2023

La política chimiscolera

“tragos de amargo licor / que no me hacen olvidar/ y me siento como un cobarde / que hasta me pongo a llorar…” Canción del folclor mexicano. Interpretada por Ramón Ayala.

La evolución de nuestro México “que - herido” ha pasado por duras circunstancias que han retardado el avance hacia una Nación con condiciones económicas, sociales, educativas, culturales y de seguridad para la población. Sin negar, por supuesto, que hemos tenido avances, pero no a la par de otros países. Este retroceso debido, primero a las guerras de independencia, la revolución mexicana y el nefasto caudillismo des las luchas por el poder que hasta la fecha padecemos cada época electorera; segundo, los políticos creen que con la polarización de la ciudadanía, lograran sus, a veces, perversos fines; llegar al poder. Cada sexenio una parte de la sociedad pasa “tragos amargos” y otra parte le valen … lo que sucede en el país. Un gran porcentaje practica una política chimiscolera de café o “tertulias politicoideas”, sin involucrarse en actividades cívicas con responsabilidad. “Somos” un país políticamente, chimiscolero.

Chimiscolero, chimiscolera: De chimiscol ‘trago, cucharada’, del náhuatl cem ixcolli ‘una cucharada, un trago’, de cem-‘uno’ [de ce ‘uno’] + ixcolli ‘trago’. m. y f. Quien es afecto a comadrear. Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva). Somos dados a las elucubraciones, especular sin fundamento.

Esto último ha sido notorio respecto a la salud psicosomática del presidente Andrés Manuel López Obrador (artículo: Vulnerabilidad del Presidente. Su salud. 23 de marzo 2020 infocajeme), primero fue el infarto que sufrió en el 2013, por lo que fue sometido a un cateterismo en el Hospital Médica Sur; después durante la pandemia se contagió en dos ocasiones de COVID, siendo notorio que el presidente no se cuidaba, siguiendo tal vez, la recomendación de la “teoría López Gatellista”, que el presidente por su rango y honorabilidad tenía “inmunidad adquirida” contra el COVID, o quizá la austeridad franciscana lo hacía inmune al contagio (como decía Miguel Barbosa, exgobernador poblano QDEP).

En el transcurso de esta semana, mucho se ha especulado sobre la salud del presidente, posterior a un supuesto sincope (vaido, lipotimia, desvanecimiento, desmayo, etc.) y sus causas. Las autoridades “incompetentes” han provocado esta ola chimiscolera al respecto y desatado un sinfín de “memes” o chismes, por no dar un reporte oficial del estado de salud del presidente. Como figura pública, por ser el mandatario de una nación, la población en general tenemos el derecho de conocer la verdad sobre las condiciones de salud del presidente. No dejar que la chismografía digital y verborreica invada los medios y sea motivo de memes ofensivos hacia la persona enferma. Aunque hay cierta culpabilidad de esto, por la retórica sarcástica, con que el mandatario se ha dirigido a sus contrarios. Pero esto no debe ser una excusa para no respetar a la persona que cursa con una, probable, delicada enfermedad.

De ninguna forma, lo hemos dicho, congeniemos o no con la política del presidente, no es conveniente que el mandatario se enferme o quede incapacitado (por enfermedad grave), podría ocasionar un caos gubernamental, las jaurías de los diversos partidos políticos, incluyendo al Lopezobradorismo, empezarían a Aullar ante la sucesión presidencial, en caso de un fatal desenlace. No es deseable para el País. Si ocurriera lo fatal, en nuestra Constitución indica lo que se debe hacer, que los tres poderes de la Nación la deben de respetar y no hacer el acomodo a modo, como suele suceder.

Tenemos un Secretario de Salud (oculto), que debería ser el vocero del estado de salud del presidente, como médico que es y por su importante rango que ocupa, de estar pendiente de la salud de la población. Razón de más para que dé, la información veraz que todo el país quiere conocer, y no dar rienda suelta a la rumorología callejera; contener o evitar, hasta donde se pueda la burla, a que somos proclives los mexicanos ante la enfermedad y la muerte de otros. “A pesar de ser, algunos, tan de caderas grandes” (coyones -o collones-, cobardes, chillones, miedosos, etc.), cuando se enferman o temen a la muerte. Aquí cabe el dicho “filosófico” de mi amigo pediatra Dr. Anselmo Machado: “No se preocupen, que a todos nos va cargar la chingada…con el favor de Dios”. Espero que no sea pronto y, sí, sí…ni pex. “Ya estaría de Dios”.

raulhcampag@hotamil.com

 
 

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