¿Llegará el momento en que los sindicatos quiebren a la Universidad?
Carlos MONCADA OCHOA
Domingo 7 de Mayo de 2023

Las muchas horas que pasó el comité directivo del STAUS examinando la última propuesta de Rectoría –del sábado por la tarde hasta comenzado el domingo—sin resultado, hacen dudar de que la tropa sindical apruebe hoy el levantamiento de la huelga. Ojalá me equivoque.

Cuando el ex rector Alfonso Castellanos Idiáquez, retirado ya de su cargo y a pocos días de morir, hizo su último comentario a un reportero que lo entrevistó de chiripa, dijo que las huelgas universitarias deberían de regirse por una legislación especial, y sin entrar en muchos detalles, propuso que una vez estallado un movimiento y paralizada la actividad, se diera a las partes un tiempo razonable, no muy largo, para dirimir sus diferencias, y en caso de no lograrlo, se confiara la resolución a una comisión de ciudadanos inteligentes, honorables y aptos en materia de trabajo.

Naturalmente, los líderes de entonces, que a la mejor algunos son también los de ahora, no pelaron al envejecido abogado, cuando mucho se rieron de él.

Sin embargo, admitir excepciones en el tratamiento de ciertos movimientos huelguísticos no es en el Derecho Mexicano cosa de otro mundo. Es el caso de los sindicatos que actúan en el seno de entidades públicas –el transporte, por ejemplo, o en materia de salubridad—cuyo cierre causaría daños irreparables a la Nación. ¿Qué haría una persona que lleva a un familiar muy grave a un hospital confiado en que los médicos le salven la vida, y que le respondan éstos: “vuelve luego, ahora estamos en huelga”?

La realidad universitaria de Sonora pide a gritos una reforma legal que permita trazar caminos a la conciliación de los intereses económicos de los líderes, perdón, de los trabajadores, y el más alto interés de impartir enseñanza a los estudiantes.

Es absurdo que se trate a la autoridad universitaria como patrón y a la Universidad de Sonora como empresa. Con ese criterio, si los sindicados se niegan a aceptar el último ofrecimiento de la “parte empresarial” y mantienen la paralización de labores, podrían los trabajadores promover la “quiebra” de la institución, sacar bienes a remate para pagarse lo que a su juicio se les debe, y dejar abandonados los pedazos de Universidad.

Esto parece la narración de un cuento fantasioso, pero a como están las cosas (y los cerebros), cualquier absurdo puede esperarse ya.

(Termino este comentario con la solicitud de que no se olvide el precedente que dejó el ex rector Heriberto Grijalva Monteverde: la negativa a pagar salarios caídos cuando la huelga es responsabilidad de los sindicatos).

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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