Con motivo del Día Mundial de la Tiroides, que se conmemora el 25 de mayo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informa los diversos síntomas que provoca la alteración en esta glándula situada en la parte delantera del cuello, a fin de que las y los derechohabientes acudan a su Unidad de Medicina Familiar (UMF) y reciban diagnóstico y tratamiento en forma oportuna.
Los problemas en tiroides pueden manifestarse en dos formas: la tiroides hipaoactiva o hipoteriodisismo se manifiesta con fatiga, aumento de peso, sequedad en la piel y el cabello, sensación de frío, cambios en el humor (sentirse triste, deprimido o menos interesado en la vida de lo habitual), dolores de cabeza y problemas para dormir.
En el caso de la tiroides hiperactiva o hipertiroidismo, los síntomas en el organismo son diferentes e incluyen pérdida de peso, dolor en el pecho, frecuencia cardíaca rápida o latidos cardíacos irregulares; calambres estomacales, diarrea, sensación de calor y sudoración, ojos protuberantes, hinchazón o sensibilidad en el cuello, y temblores o estremecimientos.
En el médico familiar se cuenta con la capacidad para realizar un diagnóstico temprano, con la descripción de los síntomas del paciente (sospecha clínica) y la realización de exámenes de laboratorio y pruebas sanguíneas.
El Seguro Social brinda tratamiento de por vida a pacientes con hipotiroidismo, a través de hormonas tiroideas y levotiroxina; a quienes padecen hipertiroidismo, se les prescriben dosis de yodo radiactivo, antitiroideos o cirugía, de acuerdo al perfil de cada derechohabiente.
Los especialistas del IMSS realizan el perfil tiroideo para conocer la funcionalidad de la glándula, y en caso de ameritarlo efectuar una punción denominada biopsia por aspiración con aguja fina, que permite corroborar el diagnóstico y enviar al paciente a cirugía temprana a pacientes que así lo requieren.
La alteración de la tiroides requieren de una atención oportuna, ya que la glándula puede aumentar de tamaño más de lo normal y se vuelve visible o palpable bajo la piel en la parte anterior del cuello (bocio); la detección de nódulos se realiza con exploración física para sentir la alteración en la estructura y de acuerdo a su tamaño y características valorar si el riesgo es bajo, moderado o alto para desarrollar cáncer.