Decían que el coronel José García Valseca, fundador de El Sol de México y la hoy desvencijada cadena de periódicos con ese nombre, había decidido que el 7 de junio sería el Día de la Libertad de Prensa. Y como el Presidente de la República, que no estoy seguro si era Miguel Alemán o Adolfo Ruiz Cortines, resolvió asistir al banquete que organizaban en esa fecha los directores de periódicos nacionales, la cosa quedó como había sugerido el coronel. Y todos los presidentes continuaron con el rito.
Los gobernadores le copiaban todo al Presidente (algunos, todavía) y no tardaron en armar la celebración igual en sus respectivas ínsulas. Y así como los periódicos de todo el país le daban ocho columnas (que ya no se usan) a una frase pronunciada en el banquete por el Presidente, sobre el papel de la prensa en México, los de Sonora destacaban también lo que había dicho el gobernador, aunque hubiera sido una intrascendencia.
Yo tendría dos años de haber ingresado al Diario del Yaqui cuando me mandaron a “cubrir” la comida que ofreció el gobernador Álvaro Obregón; y que me hubieran mandado a mí, reportero novato, da idea de cuan poco le preocupaba al director el acto.
Al festejo nacional, en la Ciudad de México, asistí una vez, en1989, como director de la revista Impacto porque creí que con el Presidente ahí, saldría una buena nota. Pero fue muy aburrido, aunque me sirvió para saldar a antiguos colegas. No recuerdo lo que dijo entonces Carlos Salinas de Gortari. A lo mejor fue algo tan impresionante e inteligente que la emoción me hizo olvidarlo.
Muchos años soporté que el 7 de junio se me acercaran reporteros jóvenes para hacerme la misma pregunta, como si estuvieran haciendo una tarea para la escuela: “¿Cree usted que hay libertad de prensa en México?” Cada año les respondía lo mismo: “Claro que hay libertad de prensa; está, siempre ha estado, en la Constitución y en las leyes secundarias; lo que falta son periodistas que la utilicen”.
El primer mes de junio que le tocó a Claudia Pavlovich como gobernadora citó a una reunión sin etiquetas presuntuosas, que me pareció muy agradable. Creo que ni discursos hubo. No recuerdo que en el resto de su sexenio o en el de Padrés hayan celebrado la Libertad de Prensa, o la celebraron y no me invitaron.
La cuestión es que de tiempo atrás había comenzado el propio gobierno federal a enredar las cosas, porque se puso a propalar no que era el Día de la Libertad de Prensa, sino de la Libertad de Expresión, a fin de que cupieran también los periodistas de radio y televisión. Y además metió su cuchara la iglesia y anunció que uno de los santos que se llaman Francisco (no Francisco de Asís, ese me cae bien, otro Francisco) era el patrón de la gente de prensa, y movió la conmemoración a mes distinto.
Total, que hace rato no me importa qué se celebra ni cuándo se celebra, y si ahora he entrado al tema es porque dice el calendario que hoy es 7 de junio.
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